Se acerca Halloween y nos vamos poniendo en clima con películas de terror de todo tipo. Y en la noche de brujas, disfrutamos con las decoraciones macabras y escalofriantes. Pero, ¿por qué nos gusta tener miedo?
Se supone que el miedo es una sensación desagradable, que deberíamos querer evitar a toda costa. Pero este tipo de películas o algunos juegos de los parques de diversiones, tienen como objetivo asustarnos, y nos divierte.
Primero logran su cometido, haciéndonos sentir miedo, como cuando hay una escena de suspenso y crimen. Pero luego, cuando terminó, sentimos alivio y alegría porque la supuesta amenaza ha terminado.
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Por qué nos gusta tener miedo
Entre todas las emociones, el miedo, el dolor y la tristeza son las más desagradables, pero todas tienen un motivo y un objetivo. Aún las más placenteras son un sistema de alerta natural: en el caso del miedo, sirve como advertencia ante el peligro.
Las emociones se dividen en las de tono hedónico positivo, (agradables, que queremos que se repitan), y las de tono hedónico negativo (desagradables, que no queremos que se repitan). Las últimas nos llevan a alejarnos de lo que nos las producen, sea una situación peligrosa o una persona tóxica o violenta.
Las emociones, para que surtan efecto sin desestabilizarnos, deben ser efímeras y alternadas: la positiva se convierte en negativa. Por ejemplo, si disfrutamos un encuentro con un amigo, luego nos entristece tener que despedirse de él.
El miedo se transforma luego en alivio cuando lo que lo ha generado se desvanece: una vez que la montaña rusa termina su recorrido, nos sentimos contentos de haber superado el temor que nos dio bajar a toda velocidad.
Las emociones, para que surtan efecto sin desestabilizarnos, deben ser efímeras y alternadas: la positiva se convierte en negativa. Por ejemplo, si disfrutamos un encuentro con un amigo, luego nos entristece tener que despedirse de él.
El miedo se transforma luego en alivio cuando lo que lo ha generado se desvanece: una vez que la montaña rusa termina su recorrido, nos sentimos contentos de haber superado el temor que nos dio bajar a toda velocidad.