En pocas horas, el precio cayó más de un 8 %, tocando los USD 104.782, para luego recuperar parte del terreno perdido y estabilizarse cerca de los USD 114.000. Si bien no se trata de un desplome estructural, sí marca un cambio de clima en el corto plazo.
Los analistas técnicos venían advirtiendo señales de agotamiento: divergencias bajistas en los gráficos y un rally sostenido en buena parte por expectativas optimistas. Cuando el impulso se debilitó, los stops automáticos se activaron en cascada, profundizando el movimiento.
También pesó el contexto macroeconómico. Las expectativas de recortes de tasas en EE.UU. se enfriaron, el dólar global se fortaleció y la Reserva Federal adoptó un tono más restrictivo. Menos liquidez global significa menos margen para activos de riesgo, y Bitcoin no es ajeno a ese fenómeno.
De aquí a fin de año, los caminos posibles son claros:
- Si el escenario internacional se estabiliza y los flujos institucionales regresan, Bitcoin podría retomar su senda alcista y buscar nuevos máximos.
- Si la cautela domina, no se descarta que pruebe niveles de soporte entre USD 107.000 y USD 93.000.
En Argentina, donde el dólar cripto se volvió un termómetro paralelo de la economía, este episodio es una señal útil: ni las subas son eternas, ni las correcciones deben leerse como catástrofes. Bitcoin atraviesa, como cualquier activo global, momentos de euforia y de ajuste.
Más que una señal de alarma, esta caída puede interpretarse como una pausa necesaria en un ciclo que, hasta hace días, parecía avanzar sin resistencia. El mercado sigue en movimiento; la clave está en saber leerlo más allá de los titulares
Esta nota tiene fines exclusivamente informativos y no constituye asesoramiento financiero ni una recomendación de inversión. Las criptomonedas son activos volátiles y su valor puede variar significativamente en cortos períodos de tiempo. Antes de invertir, se recomienda informarse adecuadamente, evaluar los riesgos y utilizar plataformas seguras y reguladas.
*Por Juan Rondi