Arasunu es un oso hormiguero gigante macho proveniente de Rosario de la Frontera, provincia de Salta. Fue rescatado debido a que se encontraba sin su madre, y una veterinaria avisó a las autoridades de Fauna de la provincia. Se lo derivó al Proyecto de Reintroducción de Fundación Rewilding en Corrientes para su rehabilitación y reinserción. Una vez que estuvo en su hábitat, se le realizó seguimiento a través de un collar y observaron que Arasunu no lograba adaptarse a la supervivencia ya que se lo vio con bajo peso, frecuentar varias viviendas y fue atacado por otros osos hormigueros que estaban en la zona.
Durante su crecimiento, se notó que buscaba mucho el contacto con personas, a pesar de que tuvo un manejo más restrictivo durante la crianza. Es por eso que se decidió el traslado a la fundación Temaikèn: es un caso que requiere de cuidados permanentes. Desde Fundación Temaikén, se ha trabajado con la especie durante varios años, por lo que se cuenta con los ambientes preparados y una amplia experiencia en el manejo general, alimentación, salud y cuidados especializados para garantizar altos estándares de bienestar. Por ejemplo, se lo alimenta con un licuado elaborado especialmente para carnívoros estrictos, al que se le agregan turba y larvas para adecuarlo a la especie.
Sobre el oso hormiguero
El oso hormiguero o yurumí es una especie catalogada como vulnerable para nuestro país. Habita en el norte de Argentina, se encuentra con más frecuencia en pastizales abiertos y sabanas arboladas, aunque también vive en selvas y bosques tropicales y subtropicales. Pueden llegar a medir hasta 2,20 m de largo y pesar hasta 50 kg.
Son animales solitarios y están activos tanto de día como de noche; la actividad diurna parece estar estrechamente relacionada con bajas temperaturas, días lluviosos y áreas no perturbadas por el hombre.
Se alimentan de hormigas y termitas (aprox. 35.000 por día) que consiguen rasgando los hormigueros y/o termiteros utilizando sus lenguas que pueden mover muy rápidamente y lleva saliva pegajosa.
La especie se encuentra amenazada principalmente por la destrucción de su hábitat y, en menor medida, por la caza. En el norte de Argentina su población disminuyó drásticamente en las últimas décadas. Además, se desconoce su longevidad en estado silvestre.