En una reciente experiencia en una escuela de Angaco, los alumnos se pusieron los cascos de realidad virtual y aprendieron Física a través de un juego de básquet. “Primero los chicos juegan y luego les explicamos por qué, cuando tiran de determinada forma, la pelota se comporta así. Ya han asimilado el conocimiento a través del juego y la práctica”, explicó Godoy.
El investigador destacó que las experiencias son breves, dinámicas y adaptadas a los temas que los estudiantes ven en clase. “Si están aprendiendo estadística, por ejemplo, pueden lanzar 20 veces la pelota y sacar promedios. También usamos simulaciones de terremotos para enseñar cómo se propagan las ondas sísmicas y qué hacer ante un sismo”, detalló.
Tras la práctica, el proceso continúa en un aula virtual, donde los estudiantes refuerzan los contenidos con materiales audiovisuales, guías teóricas y actividades de seguimiento. La metodología combina el aprendizaje basado en proyectos y la clase invertida, fomentando la curiosidad, el pensamiento crítico y el trabajo en equipo.
“El objetivo es que los conceptos matemáticos o físicos, que suelen parecer pesados en teoría, se vuelvan naturales a través del juego. Queremos que la tecnología sea una puerta para aprender haciendo”, concluyó Godoy.