Los preparados de cannabis fueron analizados en laboratorio mediante cromatografía líquida de alta resolución para confirmar su composición. A lo largo del estudio, se evaluaron los cambios en la intensidad del dolor y en distintos aspectos de la calidad de vida utilizando escalas de medición específicas y encuestas de salud autoadministradas.
Más de la mitad de los participantes (51) reportaron una reducción significativa del dolor (del 50% o más), 38 señalaron una mejora en los niveles de ansiedad y 48 en los trastornos del sueño. Además, 23 personas lograron reducir o incluso suspender el uso de otros analgésicos o antiinflamatorios, lo que sugiere un efecto complementario del cannabis que podría disminuir la dependencia de otros medicamentos.
Los efectos adversos que se reportaron fueron leves y reversibles, lo que refuerza la seguridad de estos preparados cuando son utilizados bajo control médico.
Estos hallazgos se suman a un cuerpo creciente de investigaciones que respaldan el uso de cannabis medicinal como adyuvante eficaz y seguro en el abordaje del dolor crónico.