Para cumplir con su límite diario, Saki cocinaba siempre en casa y compraba sobre todo alimentos en oferta. Su dieta incluía tostadas, fideos udon y rábanos. Una comida le costaba 35 centavos estadounidenses. Ocasionalmente, añadía un poco de variedad, como mermelada sobre pan o un trozo de salmón con arroz, pero rara vez superaba los 200 yenes (1,4 dólares) al día en comida.
Desde los 19 años, Tamogami no compra ropa nueva: se las arregla con lo que le regalan sus familiares. La chica tampoco recurre nunca a servicios de estilistas ni a cosmetólogos. Es más, durante su etapa de austeridad, vendía su pelo.
A los 27 años, compró su primera casa por unos 69.000 dólares y la dio en alquiler. Dos años más tarde, Tamogami compró una segunda casa por 124.500 dólares. En 2019 cumplió su sueño de convertirse en propietaria de un tercer piso por 256.000 dólares.
Además, la emprendedora japonesa abrió una cafetería para gatos en la planta baja de su tercera casa, ofreciendo refugio y apoyo a muchos animales callejeros.
Actualmente, pese a que es económicamente independiente, Saki sigue ahorrando y planea seguir invirtiendo en inmuebles.
FUENTE: RT