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Un día como hoy, Argentina se coronaba en su Mundial de fútbol

Aunque le cueste despegarse de la dictadura militar que gobernaba en aquel momento, el 25 de junio de 1978, hace 42 años, la Selección Nacional de fútbol alcanzaba uno de los logros más importantes de la historia del deporte argentino al consagrarse campeona del mundo y ante su gente.

La victoria 3 a 1 ante Holanda, con goles de Mario Kempes (2) y Daniel Bertoni, el estadio Monumental lleno, la lluvia de papelitos en la previa, la copa en manos de Daniel Passarella y los festejos en todo el país, son imágenes que quedarán para siempre en la memoria de los argentinos.

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La síntesis de una final inolvidable

ARGENTINA 3 - HOLANDA 1

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Argentina: Ubaldo Matildo Fillol; Jorge Olguín, Luis Galván, Daniel Passarella y Alberto Tarantini; Osvaldo Ardiles, Américo Rubén Gallego y Mario Alberto Kempes; Daniel Bertoni, Leopoldo Luque y Oscar Ortiz. DT: César Luis Menotti.

Holanda: Jan Jongbloed; Wim Jansen, Ernie Brandts, Ruud Krol y Jan Poortvliet; Johan Neeskens, Arie Haan y Willy Van der Kerkhof; René Van der Kerkhof, Johnny Rep y Rob Rensenbrink. DT: Ernst Happel.

Cambios: en el segundo tiempo, 14m Dick Nanninga por Rep (H), 21m Omar Larrosa por Ardiles (A), 27m Wim Suurbier por Jansen (H) y 29m René Houseman por Ortiz (A).

Amonestados: Ardiles, Larrosa (A); Krol, Suurbier, Neeskens (H).

Árbitro: Sergio Gonella (Italia).

Jueces de línea: Ramón Barreto (U) y Erich Linemayr (Austria).

Público: 72.000 espectadores.

Estadio: Monumental, de River Plate (Buenos Aires).

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El polémico yeso de Van der Kerkhof

El vendaje que el talentoso 10 de Holanda, René Van der Kerkhof, tenía en su mano derecha y con el que había jugado a lo largo de todo el Mundial, fue el eje de una fuerte polémica antes del inicio de la final por las protestas de los jugadores argentinos, a tal punto que el equipo visitante amenazó, inclusive, con retirarse.

"Con ese yeso no puede jugar!", gritaba Passarella. "Si alguno de mis jugadores recibe un golpe lo responsabilizo a usted", le advertía Menotti al árbitro Sergio Gonella. "Si no puede jugar así, nos vamos", amenazaba en inglés Ruud Krol, capitán naranja. "No final! No final!", se enojaba en holandés Johan Neeskens y le apuntaba con el índice al juez.

"Los argentinos hicieron todo lo que pudieron para ganar, no necesariamente de manera deportiva", dijo Krol. "Yo pensé que se había puesto algo en la venda, por eso pasé por al lado y lo golpeé. Estaba duro", recordó Leopoldo Luque en la revista El Gráfico.

El único que se mostró arrepentido del episodio fue Osvaldo Ardiles. En 2014 le dijo al diario El País: "¿Sabe quién se dio cuenta de la venda? Yo. Ahí les avisé a Passarella y a Menotti. Si hubiera sabido todo lo que vino después, porque se montó un tema muy largo y hubo acusaciones cruzadas, la verdad es que no habría dicho nada".

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Los 120 minutos antes de la gloria

"Esta final es digna de recordar, llena de drama futbolístico y cambios de momentos afortunados. Holanda estaba desconcertada por el retraso en el comienzo del partido debido a la entrada tardía de los argentinos al terreno de juego y estaba furiosa por la protesta contra el yeso en la muñeca de René van de Kerkhof", destacaron los enviados de la FIFA.

"Estos incidentes engendraron cierta actitud antagónica y se cometieron varias infracciones por ambos lados, aunque especialmente por parte de Holanda. Argentina fue superior en el primer tiempo, habiendo efectuado 21 ataques con 11 posibilidades de convertir un tanto contra 14 y 5 de Holanda", analizó

"Argentina estuvo a la altura de Holanda desde el punto de vista de condición física durante el tiempo reglamentario del partido y pareció más fresca y fuerte en la prórroga. Fillol salvó a Argentina en los momentos de desesperación y Kempes creció para marcar los goles de la victoria. Pero, sobre todo, fue un esfuerzo y una insistencia de equipo la forma como, por ejemplo, Bertoni ganaba sus duelos contra Poortvliet; Passarella, Gallego, Olguín y Tarantini subían al ataque y Ardiles, Kempes y Gallego perseguían a sus adversarios Haan, Kerkhof y Neeskens".

"Holanda tuvo la posibilidad de ganar el partido en los largos periodos de superioridad en el segundo tiempo, cuando lograron disminuir la atronadora hinchada argentina. No obstante, durante todo el partido, esta efervorizada multitud fue un factor de gran influencia para que su equipo obtuviera el triunfo".

El Mundial lo ganamos en la cancha

"El Mundial lo ganamos en la cancha, lo que pasaba afuera no estaba en nuestro conocimiento. Creo que todo el pueblo argentino ignoraba las atrocidades del régimen militar y sus consecuencias", resumió Daniel Passarella, capitán y referente de aquel equipo.

"Lo que hizo la dictadura fue atroz, pero yo tiraba paredes con Bertoni y con Kempes, no con la Junta Militar", expresó Leopoldo Jacinto Luque.

"Me da bronca que nos desmerezcan por algo extrafutbolístico. Es injusto. Nosotros nos rompimos el culo adentro de la cancha jugando contra equipos durísimos. No nos merecíamos eso. Yo era futbolista, no era militar ni montonero", afirmó Daniel Bertoni.

Argentina fue un justo campeón

Jam Willem Bertens, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Holanda entre 1977 y 1982, confirmó que él mismo le pidió al seleccionado de su país que no asistiera a la fiesta de premiación del Mundial 78 "por cuestiones de seguridad".

En una entrevista exclusiva con Télam a 42 años del Mundial, Bertens terminó de despejar así una de las leyendas construidas desde entonces: que el plantel neerlandés había desistido de ir a la fiesta, en el Hotel Plaza, como repudio a la dictadura de Jorge Rafael Videla.

"Me comuniqué con Jacques Hogewoning (entonces presidente de la Real Federación Holandesa de Fútbol) y le recomendé que el plantel no asistiera a la cena de clausura por cuestiones de seguridad", aseguró Bertens, de 84 años de edad.

"Hogewoning quería que yo viajara con el plantel. Habíamos tenido contacto porque yo había planeado dos encuentros con la prensa y el plantel para que se interiorizaran sobre la situación en la Argentina, y además les parecía bien tener un oficial de enlace con la prensa y las autoridades locales, pero finalmente no pude viajar", contó Bertens.

"De todos modos, antes de que viajaran les recomendamos que no se movieran solos, que fueran corteses y que no discutieran de política", agregó.

"Para la final me senté frente a la TV esperando la victoria o el desastre -concluyó-. Todavía puedo ver el tiro de Rob Rensenbrink en el palo a poco del cierre! Pero en definitiva Argentina fue un justo campeón".

Un equipo que merece reconocimiento

Con el paso del tiempo es justo reconocer que aquel de 1978 fue de los mejores representativos argentinos, tal vez el primero en toda su historia en términos de planificación, calendario, metodología, seriedad y demás.

Por otro lado, el plantel confeccionado por César Luis Menotti reunió a jugadores excepcionales. Varios de ellos en condiciones de lucir en los podios más exigentes a nivel nacional e internacional: Ubaldo Matildo Fillol, Daniel Passarella y Mario Kempes, por caso.

Entre la epopeya y la mano negra de la dictadura

"Argentina, es pertinente decirlo, no fue un mero campeón del mundo mal habido tras derrotar en la final a Holanda por 3 a 1, ni tampoco fue un campeón puro de toda pureza. Esto es: entre la orgánica mano negra de la dictadura militar y la epopeya de ese brioso corcel llamado Mario Alberto Kempes, viceversa, se registraron una gama de matices que como mínimo vuelven plausible y honesto el intento de reponer y dilucidar. Desde luego que la Junta Militar concebía el éxito del Mundial como un todo que incluía la coronación del equipo, pero no al punto de exponerse tanto que el fraude deviniera grosero y susceptible de inmediata impugnación y repudio internacional. De hecho, hasta donde se sabe, la final ante Holanda fue 100 por 100 transparente, incluido el cometido del árbitro italiano Sergio Gonella, fallecido el 19 de junio de 2018", expresó Walter Vargas en su columna de Telam.