Putin arribó acompañado por el ministro de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov, y el consejero Yuri Ushakov. Aunque en un principio se preveía una conversación exclusiva entre los presidentes con intérpretes, Trump decidió incluir a su jefe de la diplomacia, Marco Rubio, y al enviado especial Steve Witkoff, según informó la Casa Blanca.
Durante la llegada, aviones militares estadounidenses sobrevolaron la base mientras se desplegaba la alfombra roja para recibir al presidente ruso.
Declaraciones cautelosas
En declaraciones previas, Trump subrayó el “respeto” mutuo con Putin y aseguró que existe “buen entendimiento personal”. Sin embargo, advirtió que la reunión podría terminar rápidamente si el líder ruso no muestra voluntad de negociar. El mandatario estadounidense, que responsabilizó a Joe Biden por el origen del conflicto, consideró la cumbre como “una reunión de tanteo” y le asignó solo un 25% de probabilidades de fracaso.
Putin, por su parte, evitó anticipar resultados. Su canciller, Lavrov, aseguró que Rusia “no hace suposiciones anticipadas” y llamó a mantener una mirada pragmática sobre el diálogo.
Un contexto crítico
Este viaje marca la primera vez que Putin cruza el estrecho de Bering desde el inicio de la guerra, en un escenario donde Moscú controla aproximadamente una quinta parte del territorio ucraniano. Las estimaciones internacionales cifran en decenas de miles las muertes provocadas por el conflicto, mientras Ucrania continúa lanzando ofensivas, como el reciente bombardeo al puerto ruso de Olya para frenar la llegada de armamento iraní.