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Las heridas de Turcumán y los moretones de Moya, las marcas de una relación dolorosa

Un golpe en la frente y un corte en la parte posterior de la cabeza, el cuerpo de la víctima tenía más secuelas que los tres puntazos que terminaron con su vida. La agresora también tenía signos de violencia en su cuerpo. Hoy declara la psicóloga de la joven.

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/// Por María Eugenia Vega

Los resultados de la medicina legista se pusieron de manifiesto en el marco del juicio contra Claudia Antonella Moya. Entre el desfile de testigos se escuchó el relato técnico de los médicos que analizaron el cuerpo de Alfredo Turcumán y el de la imputada. La conclusión fue la comprobación de hematomas y heridas en ambos.

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El legista Leonardo Munafó, el médico que atendió a Moya y el forense que realizó la autopsia en el cadáver de Turcumán fueron parte del rearmado de relatos que pasaron por Tribunales. En resumen, concordaron en que Alfredo tuvo una herida cortante en el cuerpo cabelludo (superficial) en la parte de atrás de la cabeza. Esto pudo haber sido compatible con una lesión provocada por un elemento filoso, por ejemplo un cuchillo o un borde. Para la defensa, es la herida que se hizo cuando cayó desvanecido al lado de la cama. Para la querella no es más que otra prueba del ataque de Moya.

La autopsia forense de Turcumán expresó que la víctima también presentaba un golpe en la frente, un hematoma que tenía 6 horas de evolución, al momento de ser atendido por la ambulancia. Se develó que Alfredo presentó una herida de muerte en su tórax, que atravesó 6 tejidos: la piel, el tejido subcutáneo, el pulmón, el pericardio y finalmente el corazón. Que implicaba un 80% de posibilidades mortales, porque la laceración provocó un sangrando interno (poca a casi nada de sangre externa) concluyendo en un shock hipovolémico. Que la herida presentaba dos ángulos, compatibles con el ingreso de un arma blanca, que el filo entró en el cuerpo de la víctima hacia arriba y hacia adentro, que fue profundo (de 7 centímetros) y que se aplicó un mecanismo de alta energía. Un detalle no menor, que tuvo relevancia al momento del testimonio del médico forense Gustavo Fabbiani fue que "era una herida clara, visiblemente reconocible para un cirujano". Este punto se marcó luego de sacar a la luz que Alfredo estuvo casi 24 horas sin la atención adecuada.

Por otro lado, se detectó que Moya tenía lesiones en su cuerpo, no compatibles con "heridas defensivas", pero sí como de "forcejeo". Que tenía algunos golpes y uno, particularmente realizando en el pliegue interno de la rodilla. Estos signos de lucha presentaban entre 48 y 72 horas de evolución. Por lo que se presume que Moya ya había experimentado una pelea feroz con Turcumán donde resultó herida.

Este miércoles le toca el turno a la psicóloga Carolina Tamagnini que emitió el informe sobre la personalidad de Claudia Moya, será crucial en la recta final del juicio por homicidio agravado por el vínculo, que le indilgan.

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