Ricardo III, retratado por William Shakespeare como un tirano deforme que asesinó a dos príncipes —sus sobrinos pequeños— en la Torre de Londres, murió luchando contra el que luego fue su sucesor, Enrique Tudor, en la batalla de Bosworth Field, en el centro de Inglaterra, en 1485. En uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes de los últimos tiempos, un equipo de la Universidad de Leicester dijo que las pruebas mostraban que el esqueleto hallado el año pasado durante excavaciones en un monasterio medieval bajo un estacionamiento en la ciudad, era en efecto el de Ricardo III. Aunque su cuerpo permaneció siglos sin hallarse, según algunos escritos reposaba en una capilla franciscana, destruida en el siglo XVI. Después de una presentación académica detallando la vida, las heridas y el físico de Ricardo III, el jefe de los arqueólogos del proyecto, Richard Buckley, anunció su conclusión entre vítores y aplausos."La conclusión académica de la Universidad de Leicester es que, más allá de una duda razonable, el individuo exhumado en Greyfriars en septiembre del 2012 es efectivamente Ricardo III, el último rey (de la Casa de) Plantagenet de Inglaterra", dijo Buckley. Los Plantagenet fueron una dinastía real cuyos reyes de fuerte temperamento conquistaron Gales, libraron batallas con Francia y ayudaron a transformar a Inglaterra en un floreciente imperio medieval. Ricardo III gobernó Inglaterra entre 1483 y 1485, durante la prolongada batalla por el trono conocida como la Guerra de las Rosas entre las casas de York y Lancaster. Durante su breve reinado se implementaron reformas liberales, como el derecho a la fianza y la eliminación de las restricciones al acceso a libros y prensas. Su reinado fue impugnado y el ejército de Enrique Tudor lo derrotó y asesinó. Enrique tomó el trono con el nombre de rey Enrique VII. El vencedor, el futuro rey Enrique VII, expuso el cuerpo desnudo de Ricardo ante el pueblo de Leicester para mostrar que la batalla se había ganado, y con ella terminaba un conflicto civil de 30 años. Muchos historiadores dicen que su imagen sanguinaria es injusta, y argumentan que la reputación de Ricardo fue manchado por sus sucesores Tudor. Ese es un argumento que retoma la Sociedad Ricardo III, creada para revaluar la reputación de un monarca vilipendiado. Las pruebas de ADN a las que sometieron el esqueleto son iguales a las de una muestra tomada de un familiar lejano de una hermana de Ricardo que todavía vive. Turi King, especialista en genética, dijo que Michael Ibsen, un carpintero que vive en Londres, comparte con el esqueleto un segmento poco común de ADN mitocondrial. King dijo que eso, combinado con las pruebas arqueológicas, deja pocas dudas de que el esqueleto sea el de Ricardo III. Por su parte, Ibsen dijo que estaba "asombrado" de descubrir que era familiar del rey. Ibsen es el tátarasobrino nieto número 17 de la hermana mayor de Ricardo III. "Es difícil de digerir", afirmó. El esqueleto mostraba signos de lesiones coherentes con heridas recibidas en batalla; un utensilio con filo parecía haber partido parte de la zona posterior del cráneo mientras que se encontró una flecha de metal entre las vértebras de la parte superior de la columna. Otras lesiones en el esqueleto son consistentes con las causadas después de la muerte cuando el cuerpo de Ricardo fue llevado desde el campo de batalla hacia Leicester sobre un caballo. Todas las heridas en sus últimas horas fueron causadas por espadas, dagas o alabardas y al parecer sus manos fueron atadas. Los pies no han sido hallados. Deformación clave La desviación de la columna vertebral, de la que Shakeaspeare se burló, era sorprendente. El esqueleto mostró una dieta alta en proteínas, con mucha carne y pescado que reflejarían la vida en la corte. Aunque los hallazgos podrían resolver un enigma sobre Ricardo III, el último rey Plantagenet de Inglaterra sigue siendo una figura compleja cuya vida, que se hizo famosa por una obra de Shakespeare, divide profundamente las opiniones entre historiadores dentro y fuera de Gran Bretaña. El esqueleto, hallado a apenas 68 centímetros bajo el nivel actual del suelo, indica que era de complexión delgada con una caja toráxica pequeña, casi femenina. El radiocarbono de las costillas indicó que pertenecían a un hombre que había fallecido entre 1455 y 1540. Los análisis forenses confirmaron que Ricardo III estaba aquejado de una escoliosis severa que le deformó la columna y hacía que su hombro derecho fuera más alto que el izquierdo. La tumba de Ricardo, perdida después de que Enrique VIII ordenara la disolución de los monasterios, fue tan esquiva como su reputación. Los expertos siguen investigando el esqueleto y seguramente a principios de 2014 se llevarán los restos a la catedral de Leicester, en tanto cerca del lugar donde se halló el esqueleto se abrirá un centro de visitantes. Incógnita El misterio del "rey del estacionamiento" tenía en vilo desde hace meses a toda la comunidad científica y hacía las delicias de la prensa sensacionalista. Todo comenzó cuando arqueólogos británicos anunciaron en septiembre haber descubierto un esqueleto atravesado por una flecha debajo de una playa municipal donde según ellos se habría hallado la capilla donde fue enterrado el monarca fallecido en la batalla de Bosworth cerca de Leicester en 1485.