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La mujer sostuvo que ella acompañó a Moya a la comisaría de la mujer para denunciar a su propio hijo por un maltrato que había recibido su nuera. "Yo la acompañé y le dije que si tenía que denunciar a mi hijo que lo hiciera, pero ella no lo denunció porque me dijo que no había sido como todos pensaban. No sé a qué se refería". Luego, González siguió con su relato: "Me senté con mi hijo y hablé con él. Me dijo "no sabés cuál es la verdad, mami". Ahí se tomó la decisión de ver a un psicólogo o psiquiatra para los dos y se establece un período de calma".
La madre de Turcumán aseguró que después de haber afrontado ese lamentable episodio, comenzaron a salir con las hijas de Claudia. "Ibamos al parque a tomar mate", comentó, pero Alfredo comenzó a tener golpes en su cuerpo. "Tenía el tabique quebrado y lastimaduras". Posteriormente, la pareja se fue a vivir a la casa de los Turcumán, en el barrio Edilco. Ahí comenzó a darse cuenta de la convivencia que tenía la pareja. "Las hijas de Moya salían corriendo a mi casa por las peleas que tenían. Mi hijo no tenía marcas al principio, pero sí noté que ella establecía ciertas pautas que terminé aceptando por mi hijo. Si yo compraba algo para mi nieta (la primera hija de Alfredo), tenía que hacer lo mismo con las hijas de ella. Si mi nieta iba al departamento, ella le prohibía estar conmigo".
Luego siguió: "Un día escuché que Antonella (Claudia) le gritaba a Alfredo por celos hacia su hija. Ella estaba embarazada y sale corriendo cuando debía hacer reposo. Mi hijo estaba ensangrentado y arañado, con la ropa rota. Ahí le dije a mi hijo que no quería verla nunca más en mi casa. El recibe un llamado telefónico y Alfredo se va diciendo "Antonella está mal". Desde ese momento empecé a ver a mi hijo a escondidas, cuando ellos se fueron a vivir a la calle Tucumán (a la casa de la madre de Moya). También agregó a su relato que "Alfredo físicamente estaba muy mal. Ella le decía "te voy a matar con un cuchillo Tramontina".
Sobre la noche del ataque final, la mujer relató llorando que "Esa noche, su hija (Luján) le llamó a las 3 de la mañana para decirle que Alfredo estaba mal. Estaba Moya. No le hablé. Nadie nos había avisado (de lo que ocurrió) hasta que estuvo grave", dijo.