Terminada la misa, alguien se acercó al Padre Ariza le comunicó lo que estaba ocurriendo con la imagen del Dulce Corazón de María ubicada en las salitas de Jardín de la parroquia de Villa Krause. El testigo le dijo al sacerdote: "La virgen está llorando". "Cuando la vimos, tenía los detalles en el rostro que se puede admirar. La gota en la mejilla no la tenía. Yo personalmente la toqué y no había nada. A la mañana siguiente, apareció la gota", contó el párroco.