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Confesiones de un adicto al juego: "Hay ludópatas que se prostituyen y que hasta venden a sus hijos"

/// Por María Eugenia Vega

"La sociedad nos llama timberos, pero esto es una enfermedad. Una adicción". Gustavo (mencionado así, porque pidió preservar su identidad) está seguro de que puede controlarse, pero sabe que no está curado. Hace 6 años y un mes que no juega, y eso es todo un logro para él. En sus años de experiencia, él asegura que es una enfermedad que se contrae y que el jugador no es culpable de padecerla. "A veces la sociedad no nos entiende. Nosotros somos enfermos. La forma de ayudarnos no es atacándonos, sino tratando de comprendernos y controlarnos", expresó el creador del único grupo que ayuda de manera anónima a los que padecen este peligroso vicio en San Juan.

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Gustavo cometió muchos pecados antes de reconocerse ludópata. Su hija fue quien lo llevó a Mendoza para comenzar con la rehabilitación. Luego, armó el grupo de "hermanos" (como se denominan) que son jugadores anónimos que se juntan en un grupo de autoayuda. Él fue quien formó esta hermandad en San Juan, en el fondo de su casa. "Como todas las adicciones, esto no tiene cura. Creen que por dejar de jugar se van a sanar y no es así. Cuando uno cree que tiene todo superado, llega la recaída. Somos enfermos emocionales, entonces cualquier cosa que nos saque de nuestra paz interior, nos hace caer".

Hay datos que ayudan a entender lo grave que es esta adicción. Es tan fuerte y poderosa, que las estadísticas nacionales comprueban que sólo el 5% cumple el objetivo definitivo. En la provincia hay un centenar de personas que se inscribió de manera voluntaria en el Caja de Acción Social para autoinhibirse, para que las autoridades de los casinos no los dejen ingresar. Es una manera de cuidarse cuando un ataque de abstinencia los golpea.

-¿Un adicto como usted traspasa los límites para jugar?

-Sí. Hay ludópatas que se prostituyen o que hasta venden sus hijos. Una mujer se jugó la plata del tratamiento de su sobrino discapacitado. Han dejado a sus hijos sin comer. Hubo casos de personas que estuvieron al borde del suicidio. Llegaron a ponerse una soga en el cuello y en el último minuto, no tomaron la decisión. Personas que intentaron hacerlo y se salvaron de milagro. Hubo una mujer que se tiró en las vías del tren y salió ilesa. Todos esos casos se transformaron en testimonios. También puedo contarte lo que hacemos durante la carrera del juego: robamos, mentimos, manipulamos. Somos especialistas en ese tipo de cosas. Un ludópata se especializa en robar, mentir y manipular, es un enfermo emocional.

-¿Cuál es el límite?

-Cuando se pierde la cordura. Cuando el juego te lleva a la locura, las rejas de la cárcel o la muerte. Dentro de todo, los problemas financieros son lo más fáciles de resolver. Nuestro gran problema es cuando perdemos la familia.

-¿Cuáles son las características que los delatan?

-La mentira, sobre todo. Todo el tiempo estamos mintiendo. Cuando vean que existe irritabilidad en un familiar, nerviosismo. Si le preguntan dónde están y no saben contestar, son signos de alarma. En ese momento se pierde el autocontrol. Tengo que aclarar que no estamos en contra del juego, si lo estamos del juego compulsivo.

-¿Se puede decir que esta es una patología que se relaciona con la depresión?

Sí, te puede llevar a una depresión o quienes la padecen, buscan el juego para salir de ella. Si hemos tenido muchas cosas de hermanos con depresión.

-¿Cuándo empezó a jugar, usted?

-Empecé muy joven, a los 18 años, yendo a los casinos. Tuve 28 años de carrera (como le llamamos). La primera etapa fue social. Cuando comencé a perder la cordura e hice cosas muy locas, dije "basta, o busco ayuda o termino de otra forma".

-¿Cuáles fueron esas cosas locas?

-Una de tantas: robé la plata que estaba juntando mi familia para comprar un auto. Les he robado los ahorros a mis hijos. Podría estar dos horas contándote todo lo que hice.

-¿Cuándo se dio cuenta que era un ludópata?

-Ese fue el gran problema. No nos damos cuenta. Sabemos que estamos enfermos, que el juego nos puede, pero no queremos reconocerlo. Somos impotentes ante el juego. Mi hija fue la que se dio cuenta de que necesitaba ayuda. Ella llamó a Mendoza y yo comencé a viajar los lunes. Arranqué en San Juan, cuando cumplí los 90 días de recuperación.

-¿Se acuerda del Gustavo que no jugaba?

-Sí, aunque empecé de muy chico porque acompañaba a mi papá que era jugador. Yo era una persona muy alegre, pero la enfermedad me fue cambiando. Me puse muy irritable, soberbio, egocéntrico. Todo era yo. No me importaba ni mi familia.

-¿Así recuerda a su padre?

-No. Mi padre era un capo...que haya sido un enfermo del juego no significa que no haya sido mi padre. Nosotros fuimos muchos hermanos y todos fueron al casino, pero el único jugador fui yo. Con esto te quiero decir que no a todas las personas les va a pasar esto. Yo contraje la enfermedad del juego, pero a partir de que llegué a Jugadores Anónimos estoy orgulloso de mí.

-¿Se pudo perdonar?

-Sí. Me pude perdonar, porque soy otro. Pude recuperar a mi familia.

-¿Tiene miedo de que alguno de sus hijos siga sus pasos?

-No. Pero la verdad es que sí está comprobado de que con nuestra adicción podemos provocar algún tipo de adicción en nuestros hijos. Por ejemplo, mi hijo, hubo un tiempo en que tomaba mucho alcohol. Gracias a Dios, hoy no.

-Es decir, están propensos a cualquier tipo de adicción...

Es así. Como también un ludópata puede mutar en otra adicción. Tal es así que tenemos "hermanos" con tres adicciones, por ejemplo.

-¿Hay una franja etaria destacada entre los jugadores?

-No. Para el juego no hay edad. Hay personas que estuvieron 37 años de su vida sin jugar y comenzaron desde ahí. Los ludópatas son cada vez más jóvenes, porque hay cada vez más oferta de juego. Entonces el flagelo se va acrecentando.

-Los niños desde la primaria están estimulados a los juegos por internet. Se enojan o se vuelven agresivos cuando se les termina el tiempo. ¿Estas son señales de alarma para los padres?

-Si, por supuesto. Es un error que los padres se despreocupen cuando los niños juegan en Internet, porque hay un abanico de propuestas terribles. Uno no se vuelve ludópata sólo por el casino. Puede serlo por la quiniela, por la carrera de caballos, de perros. Tenemos un hermano ludópata de juegos online. Jamás pisó un casino ni se movió de su casa. Todas las apuestas las realiza vía internet. Hay que controlar mucho a los chicos.

En San Juan se calcula que existen 50 personas comprometidas con Jugadores Anónimos (J.A.) que buscan la rehabilitación y el control de la enfermedad. "Si me preguntan cuántos deberíamos ser en esta provincia, la respuesta es cientos". Hay muchos casos dramáticos, dentro de este perverso universo, que cuentan de personas trabajadores que han perdido a su familia, que duermen en una plaza, que terminan vagando por las calles haciendo "changas" sólo para gastar los pocos pesos en el juego. Para esas personas, existe un grupo de autoayuda que se junta de manera anónima para salvar a los adictos al juego. "Cuando uno miente, cuando el periodo de juego entre una apuesta y otra se hace corto. Cuando deja de hacer cosas productivas para ir a jugar. Si mentís, si manipulas, si jugas plata que no es tuya. Son los signos que te hacen ver que el juego te ha vencido", remarcó Gustavo y aclaró: "Hay un solo requisito que pedimos para sumarlo a nuestro grupo en J.A. y es sólo el deseo de dejar de jugar".

¿Qué es el Programa de Autoexclusión a las Salas de Casinos?

En 2010, la Caja de Acción creó el "Programa de Autoexclusión a las Salas de Casinos" y está pensado para que las personas que tienen problemas con el juego y, hayan perdido el control convirtiéndolo en adición, no sean admitidos en ninguno de los casinos de la provincia, durante dos años consecutivos. Luego, el interesado puede o no renovar su autoexclusión. En la provincia, hay un centenar de personas inscriptas.

Este es un trámite voluntario, personal y privado que realiza el jugador con sus datos personales y una fotografía. El requisito fundamental para poder concretar esta inscripción es estar acompañado de un mayor de 21 años que firme junto a él. Este procedimiento es gratuito y confidencia y se realiza en la Caja de Acción Social, ubicada en calle Santa Fe, entre Mendoza y General Acha.

En el caso de querer revocar esta solicitud, que se firma en concepto de declaración jurada, deben pasar 6 meses como mínimo y responder conforme a los siguientes requisitos: que un profesional de la salud certifique por qué considera que el paciente puede volver a ingresar a los casinos y que la persona mayor que firmó con él, coloque nuevamente su firma en conformidad.


En el año 1992, el Consejo Mundial de la Salud declaró al juego compulsivo como una adicción. Un cuarto de siglo después se logró iniciar una campaña televisiva para concientizar a la sociedad de la preocupante realidad que significa la Ludopatía. Si tenés problemas con el juego, llamá al 1544126745.

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