“Estoy acostumbrado a vivir en comunidad, necesito estar con los demás”, fueron las palabras del papa Francisco que definieron su elección de residencia. Su decisión rompió con la tradición papal y marcó un giro en la historia reciente de la Iglesia Católica, pues nunca antes un papa había optado por vivir en una residencia de carácter más hospitalario, cercana al pueblo.
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La habitación del papa Francisco en Santa Marta (Gentileza: L’OSSERVATORE ROMANO)
La Casa de Santa Marta es un edificio de cuatro plantas, con 129 habitaciones, que se distribuyen entre suites y habitaciones dobles, y cuenta con un apartamento de representación. Durante el cónclave, los cardenales se alojan en habitaciones individuales, pero, fuera de ese periodo, el complejo también sirve de alojamiento para otros cardenales y prelados de visita en Roma.
Su origen, sin embargo, tiene un trasfondo mucho más profundo. Antes de convertirse en residencia papal, el edificio fue utilizado como hospital para enfermos durante la epidemia de cólera de 1881, por orden del papa León XIII. En tiempos del Holocausto, el Vaticano también usó el lugar para refugiar a judíos perseguidos, siguiendo órdenes de Pío XII.
Por otro lado, el Palacio Apostólico, la residencia tradicional del papa, sigue siendo un símbolo de la autoridad y el poder papal. Este complejo monumental alberga a las oficinas de gobierno de la Iglesia, capillas, museos y más de 1.000 habitaciones.
En este lugar, el papa Francisco continuó realizando actividades formales como las audiencias y la oración del Ángelus, pero nunca lo habitó como residencia personal.
El Palacio Apostólico tiene una larga historia, que data de siglos atrás, siendo la residencia papal. Aunque el edificio sigue siendo un centro neurálgico de la Iglesia, es conocido por su majestuosidad y, en contraste con Santa Marta, representa la tradición papal de una vida más formal.
La residencia que el papa León XIV elija será una señal clara de su enfoque pastoral y de su forma de vida. ¿Optará por la austeridad y cercanía con el pueblo, como hizo Francisco, o regresará a la opulencia del Palacio Apostólico?
De momento, la incertidumbre rodea esa decisión, pero su impacto será profundo, ya que, más allá de lo práctico, la elección de la residencia papal ofrece un mensaje poderoso sobre el liderazgo espiritual y la relación entre el papa y los fieles.