Para Fuentes, las maestras jardineras ocupan un lugar esencial en la construcción del futuro: “Siempre digo que son verdaderas magas y heroínas, que con su amor, dedicación, creatividad y pasión, ayudan a los chicos a crecer con tanta alegría”. Consideró que el nivel inicial es “un lugar de magia, de mucho amor, donde se aprende jugando”.
“Somos las primeras seños que tenemos la oportunidad de tenerlos en un ambiente escolarizado, y eso es un privilegio enorme”, señaló. En ese sentido, subrayó la importancia de conservar la alegría como motor de la enseñanza: “Que la alegría y la pasión siempre, siempre sea la educación”.
Desafíos de la docencia, el rol de los padres y el uso incorrecto de la tecnología
La docente María Inés Mas, titular del ENI N.º 42 “Jardín de Francesco”, compartió su mirada sobre la realidad que atraviesan hoy los más pequeños y quienes los acompañan en su educación inicial. Ademas, hizo énfasis en los profundos desafíos que enfrentan día a día dentro del aula, especialmente por el uso excesivo de pantallas. Aclaró desde un primer momento que: “No salimos de la sala y se termina el trabajo. Seguimos en casa pensando nuevas estrategias, capacitándonos y estudiando. En mi caso, estoy cursando la licenciatura en Ciencias de la Educación y me enfoco especialmente en temas como la inclusión, que considero uno de los grandes desafíos actuales”
Desde su experiencia en sala, advirtió que este fenómeno “representa un problema que ya se refleja en el aula”. Según explicó, entre las consecuencias más visibles están los déficits de atención, dibujos “empobrecidos” que no expresan la personalidad del niño, y una creciente dificultad para tolerar la frustración. “Vemos ansiedad, irritabilidad y poca tolerancia a los límites. Cuando intentamos establecer rutinas dentro de la sala, notamos que muchos chicos carecen de herramientas emocionales para adaptarse”, explicó.
Mas, sostuvo que esta situación está íntimamente relacionada con la vida cotidiana en los hogares: “Están todo el día frente a la TV o el celular. Y eso les resta oportunidades de vincularse, de conversar, de jugar o aprender tareas del hogar con los adultos a cargo”.
A esto se suma, según detalló, un problema cada vez más evidente: el escaso desarrollo del lenguaje y la dificultad para relacionarse con sus pares. Para revertir esta tendencia, la maestra enfatiza que “es el adulto quien debe marcar el límite, controlar el tiempo de uso de las pantallas y elegir contenidos que aporten algún valor, ya sea en relación con la escuela o con una enseñanza que quieran transmitir”.
La docente señaló que estos efectos no son aislados, sino que forman parte de un entramado más amplio de problemáticas con las que conviven en la sala: “El déficit de atención, la poca socialización, los trastornos conductuales… Todos estos son desafíos que requieren trabajo conjunto con las familias y, muchas veces, con profesionales externos. Y ahí nos encontramos con dos obstáculos: familias que no siempre aceptan las recomendaciones y la falta de recursos para acceder a especialistas”.
María inés, citó al pedagogo italiano Francesco Tonucci para cerrar: “Los niños deben ser considerados ciudadanos y no solo objetos de cuidado”. Y en homenaje a Rosario Vera Peñaloza, compartió sus palabras como guía para su tarea diaria: “Educarlos tomados de la mano, no tan sueltos como para dejarlos desamparados, ni tan pegados como para que no puedan ir trazando su propio camino.”
Transformaciones que atravesó la educación en primera infancia y el proceso de acompañamiento en el crecimiento
“Mi trayectoria como docente me ha permitido ver el crecimiento de mis estudiantes de manera cercana y personal”, cuenta con emoción, Alejandra Cortez, docente de nivel inicial del ENI N°. 30 Elsa Bornemann. A lo largo de los años, fue testigo de cómo el rol de la maestra jardinera se fue adaptando a los cambios de época sin perder su esencia: “Desde mis comienzos, podía atrapar la atención de los chicos con una canción, una dramatización o títeres. Hoy seguimos usando esos recursos, pero acompañados por nuevas tecnologías como tablets, celulares, parlantes o computadoras”.
Para la docente, el desafío actual es combinar lo lúdico tradicional con las herramientas digitales, entendiendo que los niños de hoy “son nativos digitales” y que es necesario “ser muy estrategas para capturar su atención”.
En ese sentido, afirmó que las docentes de nivel inicial están en constante formación: “Permanentemente nos capacitamos porque jugamos un rol fundamental en el desarrollo emocional, social y cognitivo de cada estudiante. Trabajamos con distintas estrategias para abordar situaciones y construir un ambiente positivo en la sala”.
El trabajo colaborativo también aparece como un pilar de la tarea diaria: “Hoy contamos con recursos variados y el trabajo en equipo con las docentes paralelas y la comunidad educativa es fundamental”. Según la entrevistada, este enfoque colectivo permite afrontar mejor los desafíos que surgen en la sala.
Además, subrayó una dimensión poco visible pero esencial del trabajo docente: la contención familiar. “No solo acompañamos a la infancia, también a su entorno familiar, al menos así lo vivimos en la comunidad donde trabajo”. Esta mirada integral permite construir vínculos más sólidos y eficaces entre la escuela y el hogar, algo que considera imprescindible para garantizar un desarrollo armónico de los chicos.