La economía de los países desarrollados hoy muestra una de las peores caras: recesión o crecimiento mínimo. Sin embargo, la mayoría de los países emergentes parece estar en otra "impensada" historia: crecen y a tasas altas. La Argentina es uno de ellos, pero la atención de los analistas y de los empresarios está puesta desde hace unos años en China. No es para menos. El país asiático crece a un ritmo de 10% anual desde hace más de una década, lo que le permite incorporar alrededor de 40 millones de personas (una Argentina entera) al mercado de consumo por año. Esta capa de "clase media" que necesita bienes durables y servicios hace posible que los pálidos resultados que muchas empresas tienen hoy en países desarrollados se transformen en números positivos más que considerables cuando en el balance ingresa China.
Los hombres de negocios argentinos todavía no parecen tener las armas necesarias para aprovechar los beneficios que hoy brinda el país oriental. De hecho, se cuentan con una mano las empresas locales que pusieron un pie en China. Techint; Franco Macri; Aceitera General Deheza (AGD) y los hermanos Bulgheroni son algunos ejemplos. El holding que conduce Paolo Rocca tiene presencia en casi todos los puntos neurálgicos de la economía mundial y por ende no sorprende que realice negocios en China. Macri se asoció con una firma china para producir autos que luego vende en el Mercosur. AGD es tal vez la más beneficiada del boom chino. La compañía cordobesa y sus empresas vinculadas conforman un complejo agroindustrial integrado cuya actividad principal es la fabricación de proteínas vegetales en forma de harinas y pellets, la producción de aceites vegetales y biodiesel. En el mercado dicen que la demanda china hizo explotar el negocio de la compañía, entre otras cosas, gracias al precio de la soja. La firma emplea alrededor de 2.000 personas y factura, según datos del mercado, unos u$s 2.500 millones. AGD vende sus productos en 45 países, aunque China es el principal mercado. A modo de ejemplo, Arcor, que vende sus golosinas y galletitas también en varios países, factura lo mismo y emplea a 20.000 personas, pero su presencia en China es casi nula, según aclaran en la misma empresa. "Hoy para nosotros el mercado de Angola es mayor que el chino", pone como ejemplo una fuente de la empresa.
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Arcor está ampliando una planta que tiene en la ciudad de Salto (Buenos Aires) donde invertirá u$s 60 millones. La firma Camuzzi gerenciará la extensión del gasoducto que también beneficiará a otras empresas de la zona. En el mercado sospechan que la ampliación de esa planta es para vender galletitas saladas a China. Arcor lo desmiente.
Los Bulgheroni son un caso aparte. Se asociaron con una petrolera china pero para invertir en la Argentina.