Irigoyen se había convertido en un símbolo de la cuarentena, desde que decidió acompañar y entretener a partir de su voz a las personas que vivían cerca de su casa durante los primeros meses del aislamiento estricto el año pasado.
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A partir de ese momento fue entrevistado por varios medios de comunicación, por sus "mini-recitales" desde su balcón, todos los días a las 18.
Los vecinos comenzaron a filmarlo e Irigoyen se volvió viral; su repertorio abarcaba desde el “Ave María” hasta el Himno nacional.
En el último tiempo, Julio había comenzado a dar recitales virtuales, que transmitía a través de sus redes sociales.
Tanto él como toda su familia contrajeron coronavirus y el tenor falleció debido a complicaciones derivadas de la enfermedad. Al enterarse de la noticia a través de un comunicado, los vecinos de la zona se acercaron al edificio para aplaudir en homenaje a Irigoyen.
Al escucharlos, la esposa y los hijos del tenor salieron al balcón y, conmovidos, agradecieron el reconocimiento a un hombre que aportó calidez desde su voz en los tiempos más duros del aislamiento.