Además del ritmo circadiano, el nutricionista señala los siguientes factores a tener en cuenta:
- La hora del despertar.
- El nivel de actividad física.
- La regulación en los horarios.
- Las sensaciones reales de hambre.
Cómo puede afectar el horario de comida a la energía durante el resto del día
Según la ciencia, comer entre las 12 y las 14, mantiene estables los niveles de glucosa en sangre, lo que previene picos y caídas bruscas de energía, indica Clemente, y añade que un horario tardío puede generar somnolencia postprandial más marcada y reducir el rendimiento cognitivo por una peor eficiencia metabólica.
Por otra parte, acerca de cómo ingerir la comida antes o después puede influir en la gestión del peso, el profesor de la Universidad Europea repite que hacerlo más temprano se asocia con una mayor pérdida de grasa corporal y un mejor control del apetito.
En ese sentido, dijo que estudios muestran que las personas que comen tarde tienden a consumir más calorías totales y a acumular más grasa abdominal, incluso con dietas similares. Esto se debe a la menor eficiencia metabólica del cuerpo en la tarde-noche y a la alteración del ritmo circadiano.
Cómo planificar bien las comidas
La sincronización entre comidas, ejercicio y descanso es clave para optimizar la salud metabólica. Para lograrlo, Clemente aconseja lo siguiente:
- Planificar las comidas con horarios regulares, idealmente cada cuatro o cinco horas y evitar saltárselas.
- Comer cuando haya luz solar: desayunar en la primera hora tras el despertar, comer entre las 12 y las 14 y cenar al menos dos o tres horas antes de dormir.
- Preparar menús semanales con alimentos frescos y equilibrados.
- Tener opciones saludables preparadas para evitar decisiones impulsivas.
- Coordinar los horarios de ejercicio y descanso para que no interfieran con las comidas. Por ejemplo, entrenar una o dos horas después de comer, o al menos una hora antes de cenar.
FUENTE: TN