La tensión era evidente, pero también lo era su convicción de seguir adelante. “Me preguntaron si me quería ir, y dije que no. Me parecía que había que esperar ahí, como la gente estaba esperando para el show también”, recordó.
El operativo de inspección fue efectivo: no se halló ningún artefacto explosivo y finalmente, tras casi una hora y media de demora, el público pudo ingresar y disfrutar de un show cargado de energía.
“No sé si decir que me sentía segura, pero sí acompañada. Y tenía muchas ganas de brindarle el show a la gente de San Juan. La gente me demostró las ganas que tenía de vivir eso. Y yo también, y el equipo también, estábamos manijas”, dijo entre risas.
Lali también reflexionó sobre el trasfondo del hecho, que consideró mucho más que una amenaza aislada:
“Creo que esto habla de una época. Cuando hablamos de discursos de odio, es esto. No es una cosa en un letrero, es una cosa que genera consecuencias. Escuchar a una persona con ese nivel de violencia… Es más que una ideología política”.
“Cuando uno dice ‘guárdense los discursos de odio’, que bajan de arriba siempre, esto es lo que pasa. Gente común, laburantes, que hacen mucho esfuerzo por vivir un show así, y se encuentran con esto. Había familias, muchos niños. Es muy injusto”, sentenció.
Finalmente, Lali confesó su principal preocupación durante los minutos de incertidumbre: “Yo estaba un poco preocupada y triste por cómo la gente podía vivir esa tensión, porque no es grato que te digan ‘hay amenaza de bomba, hay que salir’. Fue medio un bajón”.
A pesar del episodio, Lali volvió a dejar claro por qué es una de las artistas más queridas del país: se quedó, cantó, abrazó a su público y se fue ovacionada.
Mientras tanto, la justicia sigue investigando el llamado anónimo que activó el protocolo de seguridad.