De esta manera, se introduce el principio de que la ciudadanía ya no se transmite automáticamente a quienes nacieron fuera del país y poseen otra nacionalidad. También se impide el reconocimiento retroactivo para los nacidos antes de la entrada en vigor del decreto.
No obstante, los hijos de ciudadanos italianos nacidos en el extranjero podrán obtener la ciudadanía si sus padres la solicitan. Asimismo, se aprobó una enmienda que permite a quienes renunciaron a su ciudadanía para emigrar, solicitar su recuperación.
El decreto se enmarca en un paquete más amplio de medidas, que incluye otros dos proyectos en tratamiento parlamentario, destinados a asegurar que quienes obtienen la ciudadanía mantengan un vínculo efectivo con Italia.
En su implementación, la reforma contempla dos fases. En la primera, solo podrán ser considerados ciudadanos automáticos quienes tengan un padre o abuelo italiano. En la segunda, se exigirá el ejercicio efectivo de derechos y deberes ciudadanos al menos una vez cada 25 años para quienes nacen o viven en el extranjero.
Los motivos del cambio
Según estimaciones del Ministerio de Relaciones Exteriores italiano, entre 60 y 80 millones de personas en el mundo estaban en condiciones de solicitar la ciudadanía italiana por derecho de sangre, bajo la normativa anterior.
En los últimos diez años, el número de italianos residentes en el exterior creció un 40%: pasó de 4,6 millones a 6,4 millones entre fines de 2014 y fines de 2024.
FUENTE: A24