El desliz ocurrió en plena semana de la moda londinense. Como en todas las "fashion week", lo más divertido del evento son las fiestas paralelas que comienzan a organizarse en hoteles top y boliches exclusivísimos. Kate Moss no se perdió ninguna. Estuvo en la inauguración de un nuevo local de la firma Longchamp, en Regent Street, y luego en la fiesta de la Revista W.
Fue demasiado: al finalizar la noche, su estado era devastador. Más que unas copas de más, Kate apenas podía sostenerse en pie. Por supuesto que los papparazzi no la perdonaron y capturaron a la megaestrella de las pasarelas despeinada, tambaleante y desarreglada, como resultado de su noche de descontrol.