Desesperada, acudió al hospital varias veces durante un mes donde, finalmente, le informaron de que había sufrido una infección llamada "arañazo de gato", una dolencia que se sucede cuando una de estas mascotas pasa al ser humano una bacteria que porta a través de su saliva o su pelaje. La infección, en los peores casos, puede alojarse en el hígado, producir el colapso de los vasos sanguíneos del globo ocular o crear una meningitis.La afectada descubrió a su vez que, aunque esta enfermedad es poco conocida, pueden trasmitirla un 40% de los gato. En palabras de Centro de Control de Enfermedades norteamericano esta enfermedad es inocua para los gatos, pero considerablemente peligrosa para los humanos si llega a transmitirse.Con todo, desde el centro afirman que, teniendo un mínimo de cuidado, se evita el contagio: "Tan solo hay que lavarse las manos después de jugar con los gatos y no dejar que laman tus heridas si están abiertas".Por su parte, Walters se ha limitado a aceptar lo sucedido y a buscarle el lado positivo: "Soy afortunada, podría haberse transmitido a mi otro ojo".Fuente: abc.es