Jubilarse, para mucha gente mayor, implica encontrar una nueva economía, una nueva forma de generar ingresos más allá de sus haberes. La que encontró la "Vieja Alcira", viuda, de 82 años, conocida así por sus clientes fieles y por los investigadores que la detuvieron ayer por la mañana tras nueve meses de pesquisas y pinchaduras telefónicas, no fue precisamente tejer o vender tortas.
Cuando la Dirección General de Prevención y Control de Adicciones de la Policía Santafesina rompió su puerta en la calle Nansen al 500 por orden de la jueza federal Vera Barros, el negocio de "Alcira" quedó al descubierto: se dedicaba a regentear un kiosko narco en su propio domicilio para vender "alita de mosca", cocaína de máxima pureza, presuntamente a clientes de alto poder adquisitivo. Sorprendentemente, lo hizo todo bajo arresto domiciliario. Su horario de atención era al menos atípico para los consumidores de cocaína: "Alcira" abría su "kiosko" desde el mediodía hasta las 16.