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Un rafaelino atiende a víctimas de la inundación en Mozambique

Desde el 25 de enero, Lucas Molfino coordina el equipo de Médicos Sin Frontera que trabaja en el país africano. Los problemas de salud en un lugar donde 140 mil personas abandonaron sus casas.

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Una semana de lluvias torrenciales ha provocado inundaciones en varias regiones de Mozambique, en la zona oriental del África. El pasado 25 de enero, Médicos Sin Fronteras (MSF) envió un equipo de emergencia a la provincia de Gaza, una de las zonas más afectadas, y lanzó una intervención en la ciudad de Chokwe, a unos 225 kilómetros de la capital, Maputo.

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Lucas Molfino, médico argentino oriundo de la ciudad de Rafaela, que trabaja con MSF desde 2006, es el coordinador médico de MSF en Mozambique. El profesional contó su experiencia en la organización internacional y dijo que muchas veces se pregunta por qué se unió a Médicos Sin Fronteras. “Creo que las razones son múltiples y hay veces que encuentro buenas razones y también hay días malos en los que me cuestiono qué estoy haciendo o si esto es lo que quiero para mi vida. Pero definitivamente trabajar en el contexto humanitario y en esta organización específica me ayudó a tener una nueva forma de ver el mundo en que vivimos, quizás más realista, y darme cuenta de su increíble indiferencia para con el otro”.

Molfino trabajó en varios países dentro del continente africano entre el 2006 y mediados del 2009, como Uganda, Liberia, Etiopía y Zambia. Además, entre 2009 y 2010 se desempeñó en tareas que se realizaron en Camboya, el sudeste de Asia. Ahora, como coordinador de MSF en Mozambique contó cuál es la situación que se está viviendo allí.

“El río Limpopo, que llega a Mozambique desde Sudáfrica, se desbordó tras varios días de lluvias e inundó la provincia de Gaza, la más afectada por el desborde del río. Más de 140.000 personas han tenido que dejar sus casas debido al crecimiento de las aguas. Están en estado de shock. La mayoría perdió todo cuando evacuaron sus hogares”, relató el joven profesional de 34 años.

“Decidimos ir directamente a Chokwe –explicó– porque sabíamos que la situación allí era grave. Algunas zonas de la ciudad estaban bajo metro y medio de agua. Casas y otros edificios se habían derrumbado, y en algunos lugares el sistema eléctrico estaba destruido. Ahora la gente comienza lentamente a volver a sus casas para ver cómo quedaron”.

Acerca de cómo fue la forma de trabajo que emplearon para hacer frente a la emergencia, Molfino describió: “Establecimos un puesto de salud dentro del complejo del Hospital Carmelo, la única estructura de salud que seguía operativa. En dos días, el equipo realizó unas 400 consultas médicas. Estamos atendiendo a personas que resultaron heridas durante las inundaciones, y también nos estamos asegurando de que los pacientes de VIH/sida y tuberculosis reciban sus medicamentos para asegurar que su tratamiento no sea interrumpido”.

En ese sentido, el facultativo señaló que la provincia de Gaza tiene una de las tasas de prevalencia de VIH más altas del país. “Por eso es fundamental que los pacientes sigan recibiendo sus antirretrovirales. Algunos de ellos han perdido sus historias médicas y no recuerdan el nombre de los fármacos que toman. Todo esto puede dificultar la continuidad del tratamiento, pero al mismo tiempo los pacientes están acudiendo directamente a nosotros para que les ayudemos, lo que demuestra su extraordinario compromiso con su salud”.

Dentro de lo negativo y lo traumático de la situación Molfino dijo que por suerte el hospital había recibido el suministro mensual de antirretrovirales la semana anterior a las inundaciones. “Las cajas seguían selladas y los medicamentos están intactos. Tenemos insumos suficientes para las próximas semanas”, aseguró.

“En cuanto a los pacientes de tuberculosis –añadió–, también estamos distribuyendo los suministros del hospital Carmelo, para que los pacientes no interrumpan su tratamiento. Esto es esencial, ya que una discontinuidad en la terapia puede generar resistencias a los medicamentos”.

“Además, el campo de Chiquelane acoge a unas 40.000 personas procedentes de Chokwe, y hay una clara falta de agua y saneamiento. Por ahora la situación está controlada, pero tenemos que monitorear de cerca los casos que puedan surgir de enfermedades relacionadas con la mala calidad del agua, como el cólera. Con 40.000 personas viviendo tan cerca y en estas condiciones, hay que prestar atención”, aseveró.

Por otro lado, el médico dijo que el equipo de trabajo está con absoluta predisposición para quedarse en Chokwe todo el tiempo que sea necesario. En ese sentido dijo que Médicos Sin Fronteras se quedará hasta que el Ministerio de Salud lo disponga. Pero aseguró que el retorno no será antes de que se reanuden todos sus servicios y asegurar que todo el mundo tenga acceso a servicios de salud. “Va a llevar un tiempo volver a la normalidad”, expresó.

“Ahora, todo el país está pendiente del pronóstico meteorológico para los próximos días. Parece que Gaza se salvará de más lluvias, pero nos preocupa la provincia de Zambezia, donde las aguas han crecido. Si se producen inundaciones masivas allí, me preocupa que no tengamos la capacidad de responder a otra emergencia”, sostuvo.

En las últimas horas autoridades mozambiqueñas alertaron que cuatro distritos en la central provincia de Sofala están en riesgo de sufrir inundaciones, por el considerable aumento de precipitaciones en las últimas horas.

Ante esa adversa situación meteorológica, el representante de la Administración Regional de Aguas del Centro, Rui Fonseca, llamó a la población a evitar el cruce de ríos crecidos y a adoptar otras medidas preventivas con el objetivo de preservar vidas humanas.

El funcionario expresó que en Sofala, con una población aproximada de 1,5 millones de habitantes, pueden quedar muy pronto bajo agua diversas áreas en los distritos de Nhamatanda, Dondo, Machanga y Buzi.

Según informó el viernes el Instituto Nacional de Gestión de Calamidades, las intensas lluvias de las últimas semanas, sobre todo en el centro de Mozambique, dejaron un saldo de 91 muertos.

También unas 150 mil personas se encuentran alojadas en centros habilitados por el gobierno de ese país africano, que sufre el mal tiempo desde octubre pasado.