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Un hombre se quitó la nariz y las orejas para parecerse a una calavera

'Kalaca Skull' es un tatuador colombiano de 22 años que tiene una relación especial con la muerte y dice no tenerle miedo, por eso busca acercarse más a ella.

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En estas fotos aparece Eric Yeiner Hincapié Ramírez antes de sus transformaciones como Kalaca Skull.
En estas fotos aparece Eric Yeiner Hincapié Ramírez antes de sus transformaciones como Kalaca Skull.

Kalaca Skull se quitó la nariz, se quitó las orejas, se hizo implantes en los pómulos y en la parte superior de la cara, tiene pigmentación ocular y la lengua bífida. ¿Su objetivo? Parecerse cada vez más a una calavera, a la mismísima Parca.

El es un tatuador colombiano de 22 años que tiene una relación especial con la muerte y dice no tenerle miedo, por eso busca acercarse más a ella. Él tiene tatuajes en el 99% de su cuerpo, hasta en la lengua, que fue la primera parte de su cuerpo que se modificó: la tatuó y la dividió en dos.

"La idea de la lengua fue porque soy amante a las culebras. Me gustan mucho las culebras como se ven. Me gustaría tener una de mascota. Sí, me gustan las culebritas, lo más lindo", dijo en entrevista con CNN en Español.

La historia de este vallecaucano recientemente fue publicada en varios medios de comunicación por la osadía de su transformación, pues a simple vista luce como lo que quiere ser: "Una 'kalaca' [calavera] en persona, una 'kalaca' andante", dice.

La transformación
Eric Yeiner Hincapié Ramírez es su nombre real. Vive en Cartago, Valle del Cauca, una ciudad a unos 350 kilómetros al oeste de Bogotá, la capital de Colombia. Su transformación empezó a los 12 años, cuando su mamá murió. Ahí se hizo el primer tatuaje. Luego siguió con una promesa que siempre le había hecho a ella: ser diferente.

"La verdad yo respetaba mucho a mi madre en el sentido de tatuarme, de hacerme modificaciones", dice el tatuador. "Yo siempre llegué a un acuerdo con ella de que hasta que yo cumpliera mis 18 años ahí sí me empezaba a tatuar y ahí sí me empezaba a modificar lo que yo quisiera. Pero ya mi madre murió, entonces desde los 12 años empezó mi vida loca".

Él no cuenta detalles sobre los centros médicos donde lo operaron, pero dice que antes de hacerse estas operaciones tuvo que ir a un hospital para ver si era alérgico a algo y hacerse exámenes. "Ya cuando vemos que puedo aguantar, pues ahí sí ya se hacen los procedimientos", agrega.

Cada procedimiento fue en un lugar diferente, dice él. Por ejemplo, la de la nariz fue en Armenia; la de las orejas, fue en Zarzal, Valle del Cauca; la bifurcación de la lengua, en Cartago, Valle del Cauca; y la pigmentación de los ojos, las escarificaciones e implantes, en Quito, Ecuador, le dijo a CNN en Español.

Kalaca diferencia a Eric de la persona que él es ahora. Él define a Eric Hincapié como un "niño casero", que no le gustaba salir de su casa, que veía caricaturas (aún le gustan, dice); que era muy estudioso, pero con pocos amigos, recuerda.

"Ese Eric de antes era muy, muy chévere. Pero pensándolo bien ya en esta época no sería como chévere. Es mejor como el estilo alocado", dice.

En cambio, el Kalaca de ahora dice que aunque tenga ese estilo alocado, es muy chévere, tiene una novia es muy sincera, y está enamorado de ella. Él aspira que vivan juntos, tener una familia, y "poder tener una Kalakita Jr.", dice en entre risas.

Pero mientras tanto, cada tatuaje y modificación que se hace, tiene un objetivo: acercarse más a la muerte, y dedicárselos a su mamá para algún día estar al lado de ella, dice.

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Más cirugías
La transformación definitiva de Éric fue la retirada de la nariz, un procedimiento que se practicó en febrero de 2018. Unas dos semanas después se retiró las orejas. Él descarta cualquier riesgo para su salud con estas cirugías y dice que lo único que le pasa es que cuando está en el frío, se le forman costras allí, y cuando hay mucho calor, parece que le estuviera sangrando por pedacitos.

En sus planes hay muchas más cirugías. Dice que le falta el último implante en la barbilla, para darle más forma de calavera a su rostro. También planea quitarse el dedo anular, quitarse las tetillas, ponerse los dientes en punta, quitarse el ombligo, y quizá tatuarse más la lengua para que le quede negra y volverse a tatuar los ojos "para que quede perdida la mirada", le dijo a CNN.

Pero para estas transformaciones, debe enfrentar algo de lo más difícil de esto: "Me da sustico de la anestesia. Odio la anestesia", dice.

Pero Kalaca asegura que casi no necesita mucha, pues le gusta quedarse despierto viendo cada procedimiento.

"Me gusta ver todas esas cositas... esa aguja cosiendo, ese bisturí cortando, eso sí es bueno", agrega.

Kalaca ha tenido que lidiar con el rechazo de algunas personas que lo ven a diario, pues a pesar de que siempre sale con gorra o con capucha a la calle, hay quienes huyen de él por su aspecto físico.

"El 50% se acerca a mi a pedirme fotos, a charlar conmigo; y el 50% me huye porque les da miedo de mí", dice.

Pero en general le ha gustado la atención que ha recibido por su transformación. Hay quienes se acercan a él, piden que los tatúe, que quieren charlar con él sobre su trabajo, dice. Y por el momento sigue buscando hacerse más transformaciones y viajar por mundo mostrando esta persona que ha construido desde hace más de una década.