Por Selva Florencia Manzur
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Son las 2 de la tarde y Calu Rivero no ha dormido en toda la noche ni tampoco ha tenido tiempo de maquillarse. Sin embargo, la joven de 25 años emerge del ascensor del hotel Arena Maipú como un ángel. La catamarqueña es más linda de lo que uno se imagina y de lo que se ve por televisión. Su sonrisa, además de ser muy amplia, es muy contagiosa.
A pesar del cansancio y de que tiene que dormir algunas horas para ofrecer un set como DJ en Black Jagger esa misma noche (el viernes pasado), ella recibe a Escenario & tendencias con el mejor humor.
La actriz está recorriendo el interior del país como parte de una campaña de Gancia y ha viajado toda la noche para llegar a Mendoza a tiempo. En una charla distendida en el lobby del complejo cinco estrellas de Maipú, ningún tema queda sin responder. Bueno, casi. De Sean Penn no habla, aunque a más de uno le gustaría que así fuera. Sólo se sabe que la morocha argentina es amiga del actor.
Sobre su presente, Calu dice estar muy agradecida de las ofertas laborales que le llegan. Para este año, tiene pensado volver a Telefe en un unitario junto al actor Luciano Cáceres.
DJ Calu: en la pista
El viernes pasado, cerca de las 2 AM, Calu se subió al escenario para ofrecer una hora de música. Pasó mashups (temas formados por fragmentos de otros) y canciones de Michael Jackson y Adele que hicieron explotar el boliche. Su buena onda se contagió a todos los presentes, que bailaron y saltaron por varias horas.
–¿Cómo se produce tu entrada en el mundo de la música?
–Es una forma de jugar. Me apasiona la música y tengo muchos amigos músicos y pongo en mis sets la música que hacen ellos. Me gusta mucho lo que provoca la música y estar al mando de la noche por un rato. En mis presentaciones me gusta contar una historia y uso mucho los mash-ups y paso un poco de todo, lo que me gusta a mí.
–¿Has pensado en cantar?
–No. Sólo lo haría con un distorsionador de voz para que saliera lo más distinta posible a lo que es en la realidad. Intenté hacerlo y no siento que tenga ese don. De todas formas, me parece que está bueno que cada uno sepa cuál es el lugar que ocupa.
Un año para recordar
–¿Cómo analizás 2012, un año en el que hiciste una novela exitosísima y una película que arrasó en la taquilla?
–La primera palabra que se me ocurre es agradecimiento. Siento que fui dando pasos correctos y que confíe en mis decisiones. Jugar y animarse también tuvo mucho que ver así como entender que si me equivoco no pasa nada. La película fue algo que me generó mucha felicidad, sobre todo ahora por la cantidad de gente que la ha visto. Fue un aprendizaje muy intenso, pero me sirvió mucho tener a Ricardo Darín y al director Hernán Goldfrid, ellos me fueron guiando.
–¿Cómo fue la experiencia de trabajar con Darín en Tesis sobre un homicidio?
–A Ricardo lo quiero muchísimo, pero cuando lo conocí me pasó que me encontré con una persona real, que te mira a los ojos, que te dedica el tiempo, que es generoso en cuanto a compartir su sabiduría. Me impulsó a creer en lo que yo hacía. Disfruté mucho el proceso junto a él, además él es muy divertido. La pasé bien hasta el día del estreno, aunque ese día me la pasé tapándome los ojos porque no me quería ver. Él se reía porque ya está acostumbrado.
–¿Es difícil verse?
–Sí. Es muy difícil, por lo menos para mí. La fui a ver de nuevo, en otro plano, con amigos y familia, y vi otra película. Le saqué todas las críticas sobre mí y me encantó, pero es toda una novedad para mí. Lo vivo todo con mucha excitación.
–¿Cómo fueron esos meses que paste en Nueva York?
–Me fui sola y estuvo buenísimo. Conocí gente hermosa, de muchas nacionalidades. Me fue muy bien porque bajé a la chica de pueblo, de Recreo (Catamarca). Hice cosas de mi edad, como ir al colegio y me salí del círculo este que es tan intenso. A veces tenés que tomar un poco de distancia de la fama, sino vivís en una burbuja todo el tiempo. A mí me cuesta mucho. Lo disfruto, agradezco el trabajo, pero también necesito conectarme con mis raíces, mi gente y estar sola. Me hacía falta conectarme con gente y que no supieran quién soy.
–¿Te fuiste porque te gustaría iniciar una carrera en Estados Unidos?
–Hoy el inglés es fundamental para mí, siempre quise aprender más. Más allá de lo laboral, creo que está buenísimo tener más herramientas. Me encanta conocer gente y relacionarme. Por supuesto que me interesa y está en mi naturaleza expandirme, así como me vine a vivir Buenos Aires puedo irme a otro lado. No tengo el sueño americano que todos imaginan, pero no lo descarto.
Ese juego llamado fama
–¿Cómo te llevás con la exposición de la fama? Porque por algún motivo se habla mucho de tu vida privada en los medios…
–Me divierte cuando es un juego y uno puede jugar con el misterio, pero no me gusta cuando inventan cosas. Por ejemplo, este tema de que te ponen una frase entre comillas y parece que diste una nota y nunca la diste. Si bien lo he trabajo mucho con la psicóloga, la única manera de calmarme es entender que la imagen nunca la vas a poder manejar porque cada uno piensa lo que quiere de mí. Pero tampoco está bueno que le vendan esa información a la gente, cuando no es así. Nunca pasó. Justamente, en Nueva York aprendí a dejarlo ir, a entender que la gente va a pensar y opinar lo que quieran de mí.
–¿Por qué crées que tu figura genera tanto interés?
–No sé, porque yo siempre tuve mucho respeto por la prensa, pero no me gusta que se abusen y que inventen romances o cosas que no son. Siempre me gustó dedicarle tiempo al periodista que me habla. No siento que tenga que ocultar nada, es más, me gusta que me hagan notas para motivar a chicas del interior a que se animen a seguir sus sueños.
–¿Qué proyectos tenés para el año?
–Me han ofrecido un unitario con Luciano Cáceres. Sería con Telefe y estaría involucrado Nacho Viale.