El Congreso sirvió entonces como instancia de concreción de ideales sobre la integración de proyectos viales en el continente, así como estímulo para políticas de modernización de rutas y caminos, sentando las bases para intenciones a futuro como la Carretera Panamericana, pero además como puntapié para la importancia de contar con normativas que garanticen la seguridad en la movilidad para los ciudadanos.
Fueron los participantes de aquel Congreso Panamericano de Carreteras de 1925 quienes establecieron la fecha conmemorativa para el 5 de octubre. También, el mismo día sirvió como jornada inicial en la creación de la Dirección Nacional de Vialidad, con la finalidad de analizar y proyectar una red vial nacional, además de su construcción, administración y mantenimiento.