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El miedo y el estrés, algunos de los males que cargan los niños con la cuarentena

La pandemia del COVID-19 ha provocado que la provincia se encuentre en aislamiento social preventivo, hasta el 12 de abril. Esta situación de encierro provoca algunas alteraciones en los niños. Una especialista sugiere algunos puntos para tener en cuenta.

Las noticias del avance de la Pandemia del COVID-19 están por todos lados. Los cuidados, la cantidad de casos positivos, las muertes, etc, se escuchan en la tele, en la radio, los canales de YouTube. Todo está invadido de información y a eso hay que sumarle el aislamiento social preventivo de la población en general. El encierro aparte de afectar muchas cosas en la vida de los adultos, sin dudas trae una serie de situaciones complejas para los más pequeños de la familia: el miedo y el estrés.

Yanina Giménez, licenciada en Psicopedagogía, manifiesta que: “no es momento de aturdirnos con tantos replanteos sobre la organización familiar, tareas, horarios para hacer dentro del hogar, roles que cada uno debería cumplir y un sinfín de actividades, sugerencias que se transmiten y piden desde diferentes ámbitos en los que nos encontramos inmersos como familia. Personalmente, creo que es un momento para entrar en calma, sí, calma”.

Para la profesional, esta situación única y especial, es una gran oportunidad como Padres para poder “aprender con y de mi hijo/a aquello que no sé, “aprender a redescubrir a mi hijo/a” que está más grande, que tiene sus propias opiniones, sentimientos, sueños y que, tal vez, no lo había notado hasta ahora.

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La sobreinformación de lo que pasa en el país y en el mundo, sumado a la ausencia de contactos de los más pequeños con los abuelos, primos o tíos y la imposibilidad de salir a la plaza o a tomar un helado, en algunos niños hacer que nazca el miedo, la inseguridad y hasta el estrés por una situación que no es común.

“El diálogo es un buen recurso para utilizar como Padres, tal vez parezca absurdo, pero cuando uno dialoga debe APRENDER a ESCUCHAR para luego HABLAR, aprender a esperar mi turno. El DIÁLOGO, que permite escuchar lo que el otro quiere decir, lo que el otro siente y piensa, para de esa manera yo poder aprender a conectarme, comprender y aceptar respetuosamente lo que el otro me está diciendo (Empatía) y así poder hablar, responder, para contener, acompañar a mi hijo/a que tanto me necesita”, indica Giménez.

El mensaje es para los más pequeños; como para los adolescentes y los padres, la comunicación es la forma de conocer preocupaciones, deseos, opiniones y preguntas; y sobre todo es un gran momento para compartir nuestras emociones. “Que nuestros hijos nos puedan ver como “Padres – Adultos” que también tenemos sentimientos parecidos a los de ellos (inseguridad, miedo, preocupación, ilusiones) y que juntos, con la ayuda de todos quienes formamos el grupo familiar, se puede salir adelante, pasar buenos momentos, valorando y respetando a cada uno”.

La recomendación final de la licenciada es: "Disfrutemos de este momento, no caigamos en hacer de estos días un día más dentro de la rutina, porque no lo son. Esta es una rutina única, que cada familia vivenciará a su manera, con los recursos emocionales y cognitivos que tengan y puedan servir para sobrellevar esta situación que nos toca transitar. Lo más valioso e importante es que todo lo que vivamos serán aprendizajes que nunca olvidarán nuestros hijos/as, no desaprovechemos esta gran oportunidad que nos toca como padres, de ser educadores de y para la vida de nuestros hijos/as; y que esto que vivenciamos, estos aprendizajes del hoy, mañana se transformarán en un recuerdo lleno de enseñanzas y después de mañana en cuentos, historias, aprendizajes que se irán contando de generación en generación", indicó Yanina Giménez.