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Diversity

///Por María Alejandra Araya

En el Lavadero "La espumita" propiedad de La vaga trabajan la Vivi y Gala Ciccone. Una, en la playa, donde además del lavado se hacen trabajos de mecánica ligera y la otra, en el kiosco, venta de café y administración general. Hay dos empleados más. Tomy, que depende de la Vivi y Mabel, encargada de limpieza.

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"La espumita" no es solo un lavadero. "La espumita" es una familia. Porque, según La vaga, familia es donde las personas se aman y si se aman, se comprenden y respetan. Punto, no hay mucho más que agregar.

Cada uno sabe lo que tiene que hacer y lo hace. No solo eso, lo hace bien. La Vivi es excelente mecánica. Como su jefa cree que si sus empleados saben más y se sienten motivados, al emprendimiento le irá mejor, la mandó a hacer un curso de capacitación a Córdoba. Hay un lote por Libertador que está para alquilar, una oportunidad única y La vaga, en medio de la crisis, desarrollará un nuevo mercado con un producto conocido: el servicio integral del automóvil. La mayoría de sus clientes son mujeres que, cansadas de ser estafadas basándose en la ignorancia sobre el rubro, recomiendan "La espumita". El mejor marketing es el boca a boca.

Gala Ciccone es multitasking. Como era empleada de un banco, lleva parte de la administración y también atiende, sin problemas de ego, el kiosco. Además de hacer un café riquísimo y tener esas capacidades blandas que hacen la diferencia: buen trato, empatía y educación.

Una Pyme que va creciendo sostenidamente con todos los inconvenientes y desafíos que rodean a una emprendedora. La vaga está convencida que su mayor capital son sus empleados.

¿Cuál es el problema, entonces? Que Vivi es lesbiana, convive hace diez años con su pareja, Amalia, y Gala es una chica trans. En su antiguo dni figuraba Carlos. Por eso lo echaron de su trabajo. Se puso Gala por la mujer de Dalí, Ciccone por Madonna.

Insisto, ¿cuál es el problema, entonces? Los del sindicato vinieron a hacerle planteos homofóbicos y discriminadores. La vaga, lejos de dejarse intimidar, presentó una denuncia al INADI. Los pibes que dicen defender a los trabajadores le hicieron la cruz. Se la tienen jurada. Seguro que, al igual que los terremotos, habrá réplicas. Pero "La espumita" tiene aguante.