El acusado se quedaba a dormir en la casa de su pareja, quien vivía con sus hijos, los viernes y domingos. Los ataques se daban cuando la madre de la nena no estaba presente y eran constantes.
Tras la denuncia del caso se acreditó los abusos cometidos y la Justicia sentenció al acusado a 10 años de prisión efectiva por ser responsable del delito de abuso sexual con acceso carnal (reiterado) agravado por ser cometido contra una menor de 18 años de edad aprovechando la situación de convivencia preexistente y desobediencia a una orden judicial .