El propietario tuvo miedo y se fue del lugar, pero llamó a la policía. Así llegaron poco después los efectivos a la casa ubicada sobre la ruta 34 y al preguntarle al encargado por la persona que lo acompañaba este dijo que se había ido por sus propios medios.
A pesar de su afirmación, dentro de su casilla encontraron una mochila con ropa de mujer y los documentos de la víctima, Adriana Carina Ruiz. Pero de ella, no había rastros. Durante horas rastrillaron la zona pensando que podía estar herida, pero el desenlace de la búsqueda fue mucho peor.
El cuerpo de la víctima estaba semienterrado y tapado con hojas en un pozo ciego. Un cascote de gran tamaño y con machas de sangre completaba la macabra escena, así como también la carretilla en la que el acusado trasladó el cuerpo después de cometer el crimen.