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Pese a la profunda intervención del Banco Central, el dólar no repunta

Sandleris salió a subastar hoy US$ 50 millones y la moneda extranjera subió 0,4%, pero sigue por debajo de la banda cambiaria.

Parece increíble, pero es cierto: el principal desafío del Banco Central por estos días es evitar que el dólar siga cayendo. Después de un año en el que la divisa norteamericana se revaluó 105% -arrancó el 2018 en $ 18 y llegó a tocar los $ 42 el 31 de agosto- ahora el esfuerzo está puesto en que la cotización se mantenga por encima de los $ 38 a nivel minorista.

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El Central busca sostener al dólar para generar estabilidad y que esto le permita muy gradualmente avanzar con la baja de tasas sin que se reactive la dinámica inflacionaria. Si bien la inflación está lejos de ser controlada, la estabilidad del dólar permitió alejar el índice del pico del 6,5% de septiembre y encauzarlo a la zona de 2,5% mensual.

Este lunes, apenas abrieron los mercados, el Central anunció que compraría US$ 50 millones para intentar sostener la divisa y reubicarla en la zona de no intervención. Si bien el dólar repuntó 0,4% a nivel mayorista y llegó a $ 37,07, sigue estando 40 centavos por debajo del límite inferior de la banda. El dólar minorista, por su parte, estaba poco después de las 14 en $38,21.

La de hoy fue la tercera intervención el Central. El jueves pasado compró con US$20 millones, el viernes adquirió otros US$ 40 millones y hoy con US$ 50 millones, el máximo de intervención diaria que el Central se autoimpuso.

La zona de no intervención fue dispuesta por el equipo de Guido Sandleris cuando asumió al frente del Banco Central. Empezó a regir el 1 de octubre y establece una banda en la que el dólar se mueve libremente sin que la autoridad monetaria compre ni venda. Este esquema está en línea con el nuevo acuerdo firmado con el Fondo Monetario y lo que busca es evitar que los dólares que el organismo internacional le presta a la Argentina para enfrentar la crisis se esfumen en el intento de frenar la corrida cambiaria, tal como ocurrió con los primeros desembolsos del FMI entre junio y septiembre.

Cuando empezó a regir la zona de no intervención, el 1 de octubre, la banda iba de $ 34 a $ 44 -siempre para el mercado mayorista y el dólar estaba en $ 40.

Al mismo tiempo Sandleris se comprometió a no ampliar la base monetaria. En otras palabras, no emitir más pesos, secar la plaza de liquidez y restarle así combustible a la inflación y al dólar.

Para evitar que ocurriera lo que pasó entre abril y septiembre, cuando la inflación se comió buena parte de la devaluación, se estableció un mecanismo de ajuste de la banda de no intervención, del 2% mensual. Por eso hoy la banda está en $ 37.41 y $ 48.46. El Central tiene un límite adicional para intervenir: en el acumulado del mes, las compras no podrán exceder el 2% de la meta de base monetaria (aproximadamente unos US$ 725 millones, equivalentes a 15 días de compras).

En diciembre, al comprobar que el dólar, contra los pronósticos de buena parte de los analistas, se movía más cerca del piso que del techo de la banda, Sandleris se autoimpuso limitar más las posibilidades de intervención de los $ 150 millones diarios previstos originalmente a $ 50 millones.

Con los 50 millones de hoy el Central ya usó toda la munición permitida para que el dólar suba. Sin embargo, le quedan otras armas para intentar sostener la cotización. La primera es la tasa de referencia, que ahora está en 58,11%. Hace un mes estaba en 59%. Cada día, el Central licita Leliq, un instrumento de financiación bancaria que sirve de referencia para la tasa de mercado. La tasa alta es la contracara del dólar bajo. Con rendimientos atractivos -los plazos fijos rinden más de 40% anual para minoristas y cerca de 50% para mayoristas- los inversores prefieren quedarse en pesos antes que ir al dólar. La parte negativa es que la tasa alta deja sin financiamiento al sector productivo y al consumo y, de este modo, la recesión se profundiza.

La posición de Sandleris es ser muy cauteloso en la baja de tasas. El acuerdo de política monetaria establece que para bajar las tasas tiene que haber evidencia de que la inflación está bajando. Mañana se conocerá la inflación de diciembre, que se estima será del 2,5%, y se espera una cifra similar para enero. Si bien esos índices están por debajo del salto de septiembre, octubre y noviembre, el equipo de Sandleris considera que aun no hay certezas de que la inflación haya iniciado un camino sin retorno a la baja.

Para algunos analistas otra medida que Sandleris podría tomar sería liberar parte de los encajes bancarios -el porcentaje de los depósitos que los bancos deben mantener inmovilizado- para volcar más pesos al mercado que impulsarían la demanda de dólares.

Para la consultora GMA, cumplir puntualmente con el compromiso asumido "le permite al Central empezar a ganar credibilidad y reputación, pilares fundamentales para disminuir los costos y acelerar los efectos deseados de la política monetaria".

Desde Ecolatina advierten que al tener la banda cambiaria una amplitud del 30%, el dólar podría pegar un salto -por ejemplo subir 10$- sin que el Central intervenga, lo que llevaría a crear incertidumbre en el mercado. "Sería más deseable que el dólar se moviera en el centro y no en el piso de la banda", apuntan.

Para los analistas, el dólar se mantendrá cerca del piso al menos hasta marzo. A partir de allí empiezan a tallar dos temas centrales: la mayor dolarización que acompaña cada temporada previa a las elecciones y la llegada de divisas por la liquidación del campo y por la venta de dólares por parte del Tesoro, que volcará al mercado cerca de US$ 10.000 millones. Ahí empezará una nuevo capítulo en al zaga cambiaria. (Fuente: Clarín).