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Cerró Sancor: la venta de la empresa decretó el fin de ciclo en la lechería

La cooperativa que marcó la historia social de la cuenca lechera santafesina dejó de existir como gran empresa industrial. Auge y caída.

Los asociados de Sancor aprobaron el jueves por unanimidad en una asamblea extraordinaria, la oferta de inversión y asociación presentada por Adecoagro y abrieron la puerta para que la segunda industria láctea del país deje de ser una cooperativa y el 90% de su capital accionario pase a manos privadas.

El monto de la operación es confidencial, pero claramente supera los 330 millones de dólares que ofreció la cooperativa Fonterra, de Nueva Zelanda, para adquirir Sancor.

Durante una asamblea que se realizó en la sede de Sancor de Sunchales se autorizó la constitución de una sociedad anónima y el posterior traspaso de las plantas productivas, personal, centros logísticos, las marcas de Sancor y demás activos y pasivos incluidos en la oferta.

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A partir de esto, y finalizada esta operación "Sancor continuará su actividad productiva como cooperativa de productores de leche, gestionando la materia prima producida por sus asociados, y promoviendo el desarrollo lechero a través de la asistencia técnica y la prestación de servicios relacionados", detallaron.

Con esta operación se profundiza la reestructuración del mercado lácteo en la Argentina y la concentración de la actividad en un commoditie tan vulnerable como la producción de leche, que multiplica la actividad económica en las regiones en las que se radica. Además, corre del negocio a las entidades cooperativas que le dieron un sello identitario al sector y que fueron las que dieron nacimiento a Sancor en 1938 (ver aparte).

Adecoagro comenzó a operar en 2002 con la compra de 74.000 hectáreas de campo en la Argentina como empresa productora de alimentos y energía renovable. En la provincia tiene una pata en el negocio del arroz con la marca Molinos Ala y dos tambos estabulados, los primeros en América latina, en Venado Tuerto, con 7000 vacas en ordeñe y una producción anual de 95 millones de litros. Allí produce energía eléctrica en base a los residuos de los establecimientos. También tiene presencia además en Brasil y Uruguay en el negocio de tierras, azúcar y bioetanol.

El holding que hace una década era comandado por el magnate húngaro estadounidense George Soros -quien ahora no participa de la compañía- cotiza en la Bolsa de Nueva York ytiene 32 establecimientos propios y opera bajo administración 435.000 hectáreas. En el rubro lechero, es el principal productor del país con 270.000 litros diarios.

La revancha

Doce años después, el grupo agroindustrial Adecoagro se toma la revancha y logra cerrar el acuerdo para quedarse con Sancor, luego de un fallido intento en 2006 tras una disputa política desatada con el ex presidente Néstor Kirchner quien se mostraba reticente a que la cooperativa quedara en manos extranjeras. Esa decisión luego fue respaldada por dirigentes del justicialismo en Santa Fe como el entonces intendente Omar Perotti y el ex gobernador Jorge Obeid, quienes también manifestaban su preferencia por el ingreso de capitales nacionales a la empresa láctea.

También el ex gobernador cordobés José Manuel de la Sota manifestaba la intención de que la cooperativa se quedara en manos de algún grupo local. E incluso fueron las propias entidades como Coninagro las que reclamaron en un plenario medidas que permitan a Sancor conservar su estructura cooperativa.

En ese momento, el grupo Petersen, muy cercano al kirchnerismo y conducido por Enrique Ezkenazi se metió en la disputa y ofreció 60 millones de dólares para capital de trabajo y saldar las acreencias con los tamberos, mientras que la propuesta de Adecoagro destinaba 50 millones a ese destino y en cambio ponía 70 millones de dólares para para arreglar la deuda con los bancos acreedores.

Además, la propuesta de Adecoagro era desguazar Sancor y vender algunas unidades de negocios, entre ellas la línea de leche materna y la de frescos. Esa posibilidad también alteró los ánimos al interior de los socios, las entidades cooperativas, y la dirigencia política, por las repercusiones que podría generar en materia de empleo.

Finalmente, y mediante gestiones de la embajadora Alicia Castro, Sancor firmó un acuerdo con el gobierno de Venezuela a través del cual el país en ese momento comandado por Hugo Chávez, realizó un plan de salvataje a la láctea por 80 millones de dólares sin necesidad de que ésta pierda su status de cooperativa, que incluía provisión de leche en polvo a precios por encima de los de mercado.

Tal como publicó La Capital el 28 de mayo de 2016, "ese acuerdo permitió sanear gran parte del desfase financiero de entonces, pero corriendo el riesgo de apostar todas las fichas en un pleno" ya que el precio que pagaba entonces Venezuela era un 30% superior al que ofrecía el mercado. En ese año, mientras en el mundo la cooperativa Fonterra obtenía u$s 2.100 por tonelada, el contrato de Sancor con Venezuela se hizo por 3.900 u$s/tn. Esto explica que en el período 2006-2015 ingresaron al país 4.000 millones de dólares por la exportación de leche en polvo de la cooperativa a territorio venezolano.

El acuerdo con Venezuela

El acuerdo con Venezuela fue respaldado por los distintos sectores productivos ya que permitió sostener el entramado productivo de la cuenca lechera y la estructura social que lo contenía. Por caso, desde junio de 2015 a febrero de 2016, período en el que la lechería argentina experimentó el derrumbe de la rentabilidad de los tambos, que llevó a una situación masiva de quebrantos al eslabón primario de la cadena, Sancor fue la única empresa que le aseguró a los productores nunca estar por debajo de los 3 pesos por litro.

Ese proceso se interrumpió drásticamente en noviembre de 2015 eficiencia cuando Venezuela profundizó su crisis política y Argentina cambió de gobierno.

Finalmente, doce años después el plan de Adecoagro se cumplió casi en forma idéntica, sólo que fue la propia Sancor la que llevó adelante este proceso de desguace antes de la venta y asumió los costos que eso generó cuando desde el primer trimestre del año 2017 entró en una crisis terminal que obligó a pedir un salvataje urgente de 450 millones de pesos al gobierno nacional, una movida que en Santa Fe encararon las distintas fuerzas políticas y sociales con el gobernador Miguel Lifschitz a la cabeza.

Para entonces, Sancor estaba totalmente paralizada. De las quince plantas cuatro estaban cerradas por decisión de la compañía: las de Centeno, Charlone, Moldes y Brinkmann, que fueron vendidas en el último año. El resto se encontraban paralizadas por protestas. Además, más de 200 tamberos dejaron de entregarle leche y estaba en vilo además el futuro de los 4.700 empleados que hasta ese momento tenía la cooperativa en sus unidades de Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires.

En noviembre de 2006 -en medio de las negociaciones con Adecoagro- el vicepresidente de la comisión directiva de Sancor, Italo Gastaldi, decía que el camino era que "la cooperativa solo puede conformar una sociedad anónima", ya que por ley es imposible venderla bajo ese carácter estatutario.

Así finalmente ocurrió esta semana cuando la asamblea decidió lo propio.

En medio de un pasivo que no dejó de crecer (pasó de 263 millones de pesos en 2014 a 2.421 millones a fines de 2016) y a pesar de un auxilio de 250 millones de pesos del gobierno nacional a través del Fondear (que fue llegando a cuentagotas), la cooperativa no logró recuperarse de la debacle financiera agudizada por cuestiones estructurales como la crisis de la lechería generada por la caída del precio internacional, la retracción del mercado interno y las inundaciones del año pasado.

En el medio fue cumpliendo progresivamente el plan que le marcó el gobierno, muy parecido al que en 2006 había planteado Adecoagro. A lo largo de los años fue desprendiéndose de unidades de negocios. El primer gran paso en ese sentido fue la venta de la línea de frescos a Vicentín en junio de 2016, un negocio que reúne la fabricación de yogures, flanes y postres y las marcas Shimy, Yogs, Sublime, Flan Casero y Primeros Sabores, por un monto de 100 millones de dólares.

Ese nuevo auxilio no fue suficiente y comienza a sonar cada vez con más fuerza la idea de la "reestructuración". El año pasado el secretario de Lechería de Santa Fe, Pedro Morini, señalaba que Sancor necesitaba reestructurarse al considerar que es una de las tantas empresas que "padece la falta de abastecimiento de materia prima producto de la crisis hídrica en la cuenca lechera".

Sin embargo, esta situación coyuntural fue la gota que rebasó la crisis que la llevaron de producir 4,5 millones de litros diarios y en 17 plantas industriales a 800 mil el año pasado, y a registrar un balance negativo que superó los 1.500 millones de pesos a mediados de 2016, cuando la empresa le pidió el primer salvataje financiero a la administración de Mauricio Macri.

Con la conversión de Sancor en SA y su traspaso a un grupo de inversión, se cierra un capítulo histórico de la lechería argentina.