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Mereció más: Argentina perdió la final del Mundial con Portugal en los penales

La Albiceleste fue el amplio dominador del juego, pero no pudo con el arquero Girao que fue figura. La Selección hizo todo el gasto y se quedó sin nada en la definición. La revancha será en San Juan 2021.

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Foto: record.pt
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El gol estuvo ausente en el Palau Blaugrana y fue el motivo por el que Argentina no subió al primer lugar del podio que mereció. Argentina igualó 0 a 0 con Portugal y perdió 2 a 1 en la definición desde el punto del penal. Los lusitanos tuvieron a Angelo Girao como el héroe del domingo. El N°61 atajó tres penales y dos libres durante el partido y en la definición paró otros tres remates. Los dirigidos por José Luis Páez tuvieron demasiado castigo por no poder romper el cero en el marcador y terminaron en el segundo lugar del Mundial que se desarrolló en Barcelona en el marco de los Roller Games 2019.
Argentina fue más que su rival en la primera mitad. La Albiceleste saltó a la cancha con Grimalt, Platero, Nicolía, Pascual y Ordoñez y logró imponerse ante Portugal. Los dirigidos por José Luis Páez dominaron el desarrollo del partido y fueron los protagonistas desde el minuto inicial. Los cambios también fueron positivos para la Selección, pero el problema fue que siempre se topó con la muralla lusitana. El arquero Angelo Girao fue la gran figura y el culpable del 0-0 de los primeros 25 minutos. La Selección no pudo vencerlo ni siquiera desde el punto del penal. Ordoñez se hizo cargo de la ejecución y el arquero contuvo hasta el rebote.
En el complemento fue Grimalt el que apareció en todo su esplendor. El 10 argentino le contuvo un mano a mano muy claro a Pinto cuando se jugaban los primeros segundos. Argentina volvió a contar con una chance importante cuando Pinto agarró del brazo a Ordoñez para cortar una contra y derivó en el libre directo. Lo ejecutó Nicolía y lo atajó Girao para seguir agigantando su figura en la final.
Unos minutos después llegó el pasaje de sufrimiento argentino. Ordoñez recibió la tarjeta azul y Nunes tuvo la oportunidad con el directo. Grimalt atajó y luego fueron Pascual, García y Platero los que aguantaron el empate los dos minutos que Argentina jugó con uno menos.
La Albiceleste volvió a hacerse dueña del juego y sólo le faltaba el gol. Hacía todo los méritos para quebrar el cero, pero se topaba con Girao o los palos que fueron sus aliados en el Palau Blaugrana. A falta de 7 minutos llegó otra chance para Argentina porque Portugal llegó a las 10 faltas. Pablo Álvarez se hizo cargo del libre directo, la bocha se le escapó y tampoco logró abrir el marcador.
El panorama no cambió y así se fue el tiempo regular de la final con el 0 a 0 que no se modificaba en el tablero electrónico. Argentina fue mucho más que Portugal y tenía que ir al tiempo extra para tratar de coronarse por sexta vez en su historia como el mejor del mundo.
En el tiempo extra fueron otra vez los dirigidos por José Luis Páez los encargados de ir para adelante. Nicolía tuvo dos penales consecutivos y en ambos el que festejó fue Girao que parecía ser la única esperanza de Portugal. Los europeos no inquietaron a Grimalt en el primer suplementario. En el segundo chico Portugal pudo manejar un poquito más la bocha ante una de defensa argentina que no quería cometer ninguna falta porque estaba al límite del libre directo.
El 0 a 0 no se modificó y el título se dirimió desde el punto del penal. Allí las chances se nivelaron y los portugueses se hicieron fuertes como había ocurrido en el duelo de la fase de grupos. Nicolía fue el único que convirtió para Argentina, mientras que Alves y Nunes anotaron para los europeos. Girao le contuvo el quinto a Platero para sellar el 2 a 1 y desatar el delirio de todos los lusitanos.
Portugal sumó su 16° título del mundo y la tristeza invadió todos los rostros de la Albiceleste. El plantel argentino hizo todo el gasto y mereció más en el partido final. No tuvo el gol que tanto buscó y se quedó con el segundo lugar. Para la revancha habrá que esperar dos años y será nada más y nada menos que en San Juan. El Cantoni puede ser el escenario en el que Argentina vuelva a gritar campeón y se consagre por sexta vez en su historia.

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