Bajo la dirección técnica del Purruco Antuña, San Martín hizo su mejor campaña de la historia en la fase regular y logró el tan ansiado ascenso a Primera.
San Martín volvió a la Primera División del fútbol argentino tras vencer a Gimnasia de Mendoza en Córdoba. Este logro corona un año de gran regularidad y consolida un proyecto que apostó por la planificación a largo plazo y la construcción de un equipo sólido.
El ascenso no fue un camino fácil. Con solo siete derrotas en toda la temporada, San Martín fue protagonista en la Primera Nacional, aunque quedó segundo en la Zona A detrás de San Martín de Tucumán. Sin embargo, lejos de desanimarse, el equipo redobló esfuerzos y enfocó su energía en el Reducido.
El año comenzó bajo la dirección técnica de José María "Pancho" Martínez, pero diferencias con la dirigencia pusieron fin a su ciclo. Fue entonces cuando Raúl "Purruco" Antuña, un hombre de la casa y exjugador histórico, tomó las riendas del equipo y lo condujo al éxito.
Desde el arco, Matías Borgogno fue figura clave. Proveniente de las inferiores de Vélez, el arquero se destacó como el tercero menos vencido del torneo. La defensa, compuesta por Alejandro Molina, Rodrigo Cáseres, Agustín Sienra y Leonel Álvarez, ofreció seguridad y confianza en momentos cruciales.
Nicolás Pelaitay, capitán y líder en el campo, comandó un mediocampo que mezcló experiencia y talento. Lo acompañaron Santiago López García y los creativos Maximiliano Casa (7 goles), Tomás Escalante y Sebastián "Pulpito" González, con más de 100 partidos en el club.
La ofensiva fue un desafío durante la primera mitad del torneo. Sin embargo, la llegada de Nazareno Fúnez fue determinante. El delantero anotó 9 goles y aportó soluciones cuando el equipo más lo necesitaba.
Raúl Antuña logró ensamblar todas las piezas del proyecto. Su conocimiento del club resultó fundamental para alcanzar el ascenso.
