Por el lado del Millonario, los dirigidos por Ramón Díaz muestran mucho del repertorio que pudieron disfrutar sus hinchas en el verano: un equipo corto y rápido que aprovecha al máximo todas las oportunidades que tiene.
Además, lo más importante que mostró este River desde que llegó Ramón Díaz es el cambio de mentalidad. Los jugadores millonarios muestran una actitud ganadora que en los últimos años habían perdido, y esa misma actitud es la que le sirve para manejar los partidos en los momentos que más se le complican. Le pasó en los últimos minutos con Belgrano en la primera fecha, cuando el Pirata descontó e iba en búsqueda del empate, y le volvió a pasar este domingo con Estudiantes cuando el Pincha apretó las clavijas y le sacó la pelota casi toda la segunda mitad del complemento.
Pero River ganó y llegó a la cima del Torneo Final con puntaje ideal, algo que le permite ilusionarse con volver a ser campeón en Primera División de la mano de Ramón Díaz.
En la otra vereda está Boca. Con un plantel mucho más rico que el de River, Carlos Bianchi todavía no le encuentra la vuelta a este equipo xeneize. Si bien de a poco van mostrando mejorías, lo del equipo de la Ribera lejos está de lo esperado para este año.
En la primera fecha, Boca le ganó a Quilmes luego de ir perdiendo 2 a 0, pero mostró una faceta de lo más penosa en lo defensivo. Lo mismo ocurrió entresemana cuando perdió 2 a 1 con Toluca como local en el debut de la Copa Libertadores.
Este domingo, Bianchi cambió la mitad de la defensa y al menos mantuvo el cero en el arco propio, pero careció absolutamente de chances ofensivas y no pasó del empate con Tigre que, sobre el final del partido, hizo méritos para llevarse los tres puntos.
Con dos objetivos diferentes los grandes del fútbol argentino viven dos realidades casi antagónicas. En pocos partidos uno se afirma a base de resultados, mientras que el otro sufre no solo porque el juego es pobre sino porque ni siquiera se le dan los resultados.
Fuente: minutouno.com.