Según precisó la joven, el enviado de su padre es David Muñoz (33), hermano menor de Ricardo, quien fue insistentemente al negocio El Rey de la Bomba de Agua, que la familia tiene en Salta 578 de Ciudad, exigiéndole una suma de varios miles de pesos para costear los honorarios de un abogado defensor.
De acuerdo al relato de Cintia, después de que su madre falleció el 20 de setiembre en terapia intensiva del Hospital Central, donde había llegado con hundimiento de cráneo y un hematoma cerebral por los golpes que había recibido, la familia de su padre se alejó sólo dos semanas y luego comenzaron las amenazas.
“Mi propio padre se comunicó conmigo y me dijo que si no hacíamos nada para sacarlo de la cárcel, un día él iba a salir y nos iba a matar a los cuatro hijos, que iba a ser una masacre”, relató la chica, que también dejó constancia de esas amenazas.
Sus dichos quedaron plasmados en una denuncia de una causa por amenazas en la que se acusa a su tío David Muñoz, que se adosará a los expedientes que se generaron con las palizas y el posterior deceso de su madre.
Historial de violencia
De acuerdo a los registros que quedaron en la Fiscalía de Ciudad, la primera vez que Mirta Naranjo (46) denunció a su marido por golpearla fue el 20 de marzo de 2012.
En aquel momento, el fiscal que recibió la causa la caratuló como lesiones leves y, ya que esa figura es excarcelable, el agresor continuó libre. Sin embargo, las palizas se siguieron sucediendo hasta que el pasado 12 de julio la mujer fue internada por sus hijos, ya que no dejaba de vomitar y estaba como perdida, no podía responder a preguntas sencillas.
En el Hospital Central le diagnosticaron un hematoma subdural que derivó en una operación para descomprimirle el cerebro, pero desde entonces ingresó en terapia intensiva, hasta que falleció el 20 de setiembre.
Esa última paliza y sus antecedentes hicieron que la fiscal Laura Rousselle decidiera detener a Ricardo Muñoz el 20 de julio, temiendo que si la situación de su mujer se agravaba, él pudiera escaparse.
Finalmente cuando la mujer falleció, el marido quedó acusado de homicidio preterintencional agravado por el vínculo, delito para el que se prevé una pena que va de los 10 a los 25 años.
Diario Uno