Jorge Bergoglio también innovó las costumbres vaticanas en el día del primer aniversario de su elección al Papado, ausentándose de Roma para participar, junto con varios miembros encumbrados de la Curia vaticana, de un retiro espiritual de cinco días por la cuaresma.
Se trata de una rutina que se repite todos los años, pero por primera vez, bajo el pontificado de Francisco, se realizan fuera del Vaticano, en la Casa Divin Maestro de los Paulinos, en a localidad de Albano, a 30 kilómetros de Roma.
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Al anunciar esta decisión, la Sala de Prensa Vaticana explicó: "Es práctica de los jesuitas seguir los ejercicios fuera del lugar en el cual se vive. Así hará por lo tanto el papa Francisco, fiel a su vocación espiritual".
Hacia allá partió por lo tanto el Papa el 9 de marzo pasado, en ómnibus, junto con los demás cardenales y obispos que participarían del retiro con él.
Y en ómnibus también regresó este viernes. Francisco había confiado la dirección de las meditaciones a un sacerdote de la diócesis de Roma, Angelo de Donatis, párroco de San Marco en Campidogio.
Para él fueron las palabras de agradecimiento del Papa que se mostró especialmente feliz esta mañana, en la capilla de la Casa Divin Maestro.
"Don Angelo, quiero agradecerle en mi nombre y en el de todos nosotros -dijo el Papa- , por su ayuda en estos días, su acompañamiento, su escucha... Nosotros ahora volvemos a casa con una buena semilla: la de la Palabra de Dios. Es una buena semilla. El Señor enviará la lluvia y esta semilla crecerá. Pero además de la semilla y de la lluvia, se necesita un sembrador. Y usted lo ha sido, y sabe hacerlo".
"Y le pido que siga rezando por este 'sindicato de creyentes' –agregó el Papa entre risas y señalando a sus acompañantes-, todos somos pecadores pero todos queremos seguir a Jesús de más cerca, sin perder la esperanza en la promesa, e incluso sin perder el sentido del humor".
"Gracias, padre", concluyó y se fundió en un abrazo con Angelo de Donatis.
Luego salió del lugar con su ya famoso portafolios negro en la mano y, al llegar a la puerta del ómnibus que lo esperaba, preguntó al chofer: "¿Hay lugar?".
Luego de un viaje de 40 minutos el Papa llegó a Roma, donde una buena cantidad de público lo esperaba para saludarlo.
Infobae