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Francisco apura cambios en la Iglesia al cumplirse un año de su pontificado

El Papa logró una inusual popularidad con un estilo austero y cercano a los fieles mientras profundiza reformas en la Iglesia.  El Papa Francisco recibirá un vino sanjuanino

Con un estilo austero y cercano a la gente, el Papa Francisco cumple mañana su primer año de pontificado habiendo alcanzado niveles de popularidad inusuales, los que forjó por su personalidad carismática, el impulso a una apertura de la Iglesia y el rescate el universo de los valores.

Su insistencia por colocar a los pobres en el centro de su mensaje, una gran capacidad de comunicación y la necesidad de la humanidad por encontrar referentes de esperanza lo han convertido en el líder positivo más influyente de la actualidad, según distintos analistas, religiosos y allegados a quien sucedió al actual Papa emérito, Benedicto XVI (el alemán Joseph Ratzinger) .

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El 13 de marzo del año pasado, en la plaza de San Pedro estalló el júbilo como si de un estadio de fútbol se tratase, un grito de alegría recorrió la multitud que esperaba bajo la lluvia cuando se anunció la elección del Papa 266 de la Iglesia Católica apostólica romana.

Los cardenales en la Capilla Sixtina necesitaron cinco votaciones para elegir al argentino Jorge Mario Bergoglio como la persona que dirigiría a los más de 1.200 millones de fieles, sacaría a la Iglesia de la crisis y además, según la esperanza de muchos, la modernizaría para adaptarla al siglo XXI.

El pontífice que se asomó al balcón de la sede vaticana en esa tarde puso de inmediato manos a la obra para dar un vuelco a la imagen de la Iglesia y lo hizo con un nuevo estilo y un nuevo tono. Con ello atrajo a las masas y creó un insospechado entusiasmo por el pontífice que en absoluto da la impresión de mojigato. No obstante, el primer Papa latinoamericano no ha tocado en su primer año de pontificado ninguno de los numerosos dogmas controvertidos de la Iglesia.

Sencillo y templado. El sucesor de Benedicto XVI, cuya renuncia sorprendió, está considerado como una persona sencilla y cercana, una persona que combate con determinación la corrupción y la pobreza. Jorge Mario Bergoglio, jesuita y arzobispo de Buenos Aires, tiene ante sí una montaña de problemas y además su Iglesia tiene varios asuntos pendientes.

Por esa razón comienza por preparar una amplia reforma de la curia y se pone firme con el banco del Vaticano, salpicado durante décadas por negocios dudosos. Nombró además a "un ministro de finanzas" para que ponga orden.

Pero Bergoglio inauguró su pontificado encandilando a creyentes y escépticos tras pregonar y vivir de forma modesta, con humildad y cercanía a los fieles.

Exige a los curas que salgan de sus iglesias para asistir a los más necesitados, a los pobres y desfavorecidos. Y él fue el primero en dar ejemplo lavando y besando los pies de los pobres, invitando a sin techo a su cumpleaños o inaugurando la Cuaresma en un geriátrico.

Sin embargo, en la estricta doctrina de la Iglesia apenas hay movimiento. "El Papa ha cambiado de tono, pero no las doctrinas", señala en una entrevista el cardenal estadounidense de Boston, Sean O'Malley. En su opinión, una flexibilización de las normas "no tendría justificación teológica alguna". O'Malley forma parte del gremio de ocho cardenales que asesoran al pontífice en cuestiones de la curia.

Francisco, de 77 años, predica la misericordia y la evangelización, se preocupa por los inmigrantes y los marginados. Además se ha implicado de forma considerable en el fin del derramamiento de sangre en Siria.

También hizo evidente su renuncia al boato y el protocolo rechazando su traslado a la residencia oficial de los pontífices, el Palacio Apostólico, y quedándose a vivir en la casa de huéspedes del Vaticano, la residencia Santa Marta. Gran comunicador y campechano, son muchos los que se preguntan en Roma qué es lo que realmente quiere conseguir el pontífice.

Puede que dé muchas más sorpresas durante su pontificado, pues ya emprendido un nuevo rumbo. Y además, Francisco quiere saber qué es lo que piensan los fieles y para ello ha puesto en marcha una encuesta a nivel mundial, que parece mostrar sobre todo la gran brecha que existe entre la doctrina y el día a día.