Así vivió el campeón olímpico una hora a pura adrenalina como parte del entrenamiento que realiza para cumplir la misión de subir al Aconcagua con un grupo de deportistas que han superados complejos problemas de salud.
Cuando lo contactaron para ser uno de los 12 deportistas que intentarán escalar los 6962 metros del Aconcagua no lo dudó y lo hará junto a Santiago Lange (superó un cáncer de pulmón), Silvio Vello (no vidente, capitán de los Murciélagos) y Elisa Forti, una mujer de 82 años que ya cruzó cuatro veces la Cordillera (104 km), dentro de un grupo de 30 personas.
"Me encantó cuando me dijeron. Es como agarrar la hoja de mi vida y tachar 'montañismo'. Es superar algo más, mis propios límites. Yo subí al Cerro Champaquí en Córdoba (2800m), pero esto será otro nivel, para la cual me estoy preparando a conciencia", aseguró Oberto, quien jugó seis temporadas NBA (3 equipos, 1 anillo) y seis en España (3 títulos).
Chequeos con la médica de la expedición (Alejandra Hintze) y planes de alimentación con la nutricionista (Pinky Suberbuhler) y de entrenamiento con la PF (Gaby Castillo) son parte de su rutina mensual.
"Hago todo al pie de la letra para eliminar chances de no llegar a la cima y más en mi caso, que tengo una altura que no es ideal para una escalada tan exigente", explicó y luego dijo: "Con la bici logré las primeras medallas de mi vida. Fue en mi pueblo, Las Varillas: gané dos carreras cuando tenía 7/8 años. Y siempre seguí andando".
Oberto no sólo ha enfrentado a los mejores basquetbolista del mundo ya que en el 2007, cuando pasaba su mejor época en la NBA, le diagnosticaron una arritmia cardíaca y aún recuerda el diálogo con el médico quien le informó que debían hacerle "un reseteo del corazón".
Ante esta situación Oberto consultó qué pasaba si no arrancaba "de nuevo" a lo que le médico le contestó: "Te abrimos y te resucitamos".
La pesadilla había comenzado cuando en un entrenamiento sintió "literalmente el corazón en la boca", tras alcanzar los 214 latidos por minuto y los estudios confirmaron el despertar de una enfermedad congénita y la solución recomendada fue realizar una cardioversión, un shock eléctrico que restablece el ritmo cardíaco normal.
"Me apagaron y me volvieron a encender, como a una compu", comparó el pivote, quien volvió a jugar y a las pocas semanas era campeón NBA con los Spurs, pero esa no fue la única vez: "El reseteo tuvieron que repetirlo dos veces más (2008 y 2009) y en la última estuve técnicamente muerto durante cuatro segundos y medio, pero nunca tuve miedo, la verdad".
"Había dos formas de enfrentarlo y yo elegí relajarme y hasta tomarlo con humor. Recuerdo que camino al quirófano iba cantando canciones de Jim Morrison y una de las veces le pedí a Manu (Ginóbili) que entrara y grabara todo. No se pudo, los médicos lo echaron...", comentó entre risas.
En 2009, para darle una solución definitiva, la operación consistió en una ablación, "cauterizar la zona para evitar esa electricidad extra que tenía mi corazón" y en 2010 decidió su retiro del básquet para "privilegiar mi familia".