Varios estudios llevados a cabo por el biólogo Daniel Lieberman de la Universidad de Harvard (EE.UU.) y recogidos por la revista Nature, ponen de manifiesto que los corredores descalzos evitan pisar con el talón, asentándose en cada zancada en la parte delantera o intermedia del pie, lo que reduce el impacto contra el suelo y vuelve innecesaria la amortiguación presente en los talones de las zapatillas deportivas que más se utilizan en la actualidad. Estos resultados son equiparables incluso en las superficies más duras.