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Elecciones en Córdoba: Schiaretti espera un triunfo histórico que impacte a nivel nacional

Ni Mauricio Macri ni Cristina Kirchner participaron de la campaña. El mandatario cordobés quiere sacudir el escenario del peronismo federal pero también de Cambiemos.

Desde las 8, aunque con algunas demoras en la apertura de las mesas, las elecciones cordobesas empezaron este domingo sin mayores complicaciones.

El Presidente y la ex no se metieron en la campaña, sus nombres y rostros no aparecen en afiches ni en spot, y casi -sobre todo la senadora- no tienen candidatos con su ADN. "No pusieron ni un tuit", graficó un peronista cordobés.

El matiz es que Macri integrará el club de los perdedores aunque la Casa Rosada se empecine en matemáticas de laboratorio. Y Cristina, que bajó su lista para huir de una derrota K, no estará entre los victoriosos.

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Schiaretti espera festejar su tercera victoria como gobernador y desplegar una pátina monocolor en la provincia con la victoria en los 26 departamentos. Dar, además, el golpe de gracia en Córdoba capital, que gobierna Ramón Mestre, uno de los dos radicales que, separados, lo desafían.

La numerología previa, que el schiarettismo escondió, proyecta más que una victoria holgada, una paliza.

En la galaxia peronista se invoca otro factor: una intervención quirúrgica programada que se menciona con fecha y lugar en el extranjero pero que Schiaretti, en persona, desmintió.

El gobernador lacró la letra chica del discurso de la victoria. No reveló, tampoco, si el domingo le prestará el escenario a sus socios de AF, Sergio Massa, Juan Manuel Urtubey, Miguel Angel Pichetto y Roberto Lavagna.

Semanas atrás, Schiaretti recibió a Lavagna y Urtubey, y le hizo un hueco en su agenda a Marcelo Tinelli, que el viernes lo saludó desde la pantalla caliente de su programa Show Match. El conductor de TV coquetea con una incursión política.

El cordobés planea usar el envión electoral del domingo para ponerle combustible a la tercera vía, hará una ronda de diálogo con gobernadores del PJ y podría armar, días después, un encuentro en Capital Federal.

Durante la campaña, en la que no dio entrevistas y apenas respondió, de pasada, alguna consulta periodística, Schiaretti evitó casi toda referencia nacional: no criticó a Mauricio Macri ni disparó contra Cristina Kirchner.

Para aspirar a un resultado de Guinness, que rompa los valores históricos, el cordobés no selló la grieta, la ignoró. Castigar al presidente o a la senadora más que sumarle votos pudo ahuyentar a los que simpatizan con alguno de los polarizados.