Sobre los homosexuales, a los que definió como "heridos sociales", Francisco ha dicho que el deber de la institución que lidera es "acompañarlos con misericordia". Subrayó además: "No podemos seguir insistiendo sólo en cuestiones referentes al aborto, al matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos".
"En Buenos Aires, recibía cartas de personas homosexuales que son verdaderos 'heridos sociales', porque me dicen que sienten que la Iglesia siempre los ha condenado. Pero la Iglesia no quiere hacer eso".
Fiel a su estilo, ilustró su idea con una anécdota: "Una vez, una persona, para provocarme, me preguntó si aprobaba la homosexualidad. Yo entonces le respondí con otra pregunta: 'Dime, Dios, cuando mira a una persona homosexual, ¿aprueba su existencia con afecto o la rechaza y la condena?'. Hay que tener siempre en cuenta a la persona. Y aquí entramos en el misterio del ser humano. En esta vida, Dios acompaña a las personas y es nuestro deber acompañarlas a partir de su condición. Hay que acompañar con misericordia".
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