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El día después de la tormenta en EE.UU. la voz de una santafesina

Valeria vive en Nueva Jersey, una de las ciudades azotadas por el temporal de nieve que afectó a 40 millones de personas. “Se tomaron todos los recaudos, el lugar estaba preparado “, comentó.

Julieta Álvarez Arcaya

Diario UNO Santa Fe

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Valeria Cottone es de Santa Fe pero vive en Nueva Jersey, Estados Unidos, desde hace poco más de tres meses. Por el trabajo de su marido, ella junto a sus dos pequeños hijos vivieron en diferentes ciudades como Barcelona, pero la estancia en este Estado de Norteamérica ha sido particular.

El día después de mudarse a Nueva Jersey, el huracán Sandy azotó a miles de pobladores estadounidenses, siendo este Estado uno de los más perjudicados. Si bien de la vivienda de Valeria sólo se volaron algunas tejas, estuvieron ocho días sin luz y hasta tuvieron que pasar una noche en un refugio.

Luego de esa terrible experiencia, la santafesina contó a Diario UNO el día después de la tormenta que el Weather Channel bautizó como Nemo.

Tres meses después del huracán Sandy, 40 millones de personas desde Nueva Jersey hasta Maine sufrieron las consecuencias de otro fenómeno meteorológico extremo. Con ráfagas de viento que superaron los 130 kilómetros por hora, en promedio se registró la caída de más de 50 centímetros de nieve. La tormenta Nemo también llegó para toda la zona con el raro fenómeno de la nieve con rayos.

—¿Cómo vivieron la tormenta en la ciudad de Nueva Jersey?

—La gente quedó muy sugestionada después de Sandy. Y si bien en Nueva Jersey esta tormenta no fue tan grave porque nos tocó sólo la cola, se tomaron todos los recaudos y se actuó como si lo fuera.

—¿Se quedaron sin luz como en otras partes del país?

—No, la ciudad no se paralizó ni tuvimos ningún tipo de cortes de luz. Aquí cayeron unos 15 o 20 centímetros de nieve. Pero el miedo de que se corte el suministro era muy grande, sobre todo por las bajas temperaturas que se registraron. El día de la tormenta la máxima fue de -3 grados y la mínima de menos de -13.

Pese a que no fue tan grave, según lo informado por los medios de comunicación del lugar, los ferrys adelantaron su hora de cierre y los servicios de transporte público quedaron suspendidos desde la tarde del viernes.

“Las escuelas de la ciudad no se cerraron pero nos pidieron que estemos alerta ya que de acuerdo a cómo fuera evolucionando la tormenta nos podían pedir que busquemos a nuestros hijos antes. Durante el día estuvo lloviendo y para cuando regresaron a casa cerca de las 16 comenzó a caer hielo y luego nieve”, contó Valeria.

En alerta

Tal como lo informara el viernes el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, la santafesina comentó que cientos de máquinas de nieve y camiones para esparcir la sal trabajaron durante toda la tormenta.

“Los camiones que tiran sal pasaron constantemente, los camiones con las palas pasaron al menos cuatro veces durante la noche. Estaban muy preparados para lo peor”, señaló.

—¿Cómo se enteraron de lo que estaba ocurriendo o de lo que podía ocurrir?

—Los noticieros te informan permanentemente, desde las escuelas envían mails y mensajes de texto y además nos enteramos por el boca en boca. El sistema meteorológico aquí es muy bueno y cuando avisan lo que se viene te informan exactamente cuánta lluvia o nieve va a caer y a qué hora. Ocurre tal cual te lo dicen. Por eso sabíamos lo que iba a pasar de antemano.

—Entonces allí no hubo inconvenientes...

—No, aquí la gente es muy precavida. Todos los trabajos cerraron antes y a las 15 casi todos estaban en sus casas. El único temor como te dije, era que se corte la luz, por las bajas temperaturas.

—¿Hubo desabastecimiento?

—La gente quedó muy sugestionada como te decía. La mayoría cargó nafta en sus autos y se abastecieron en los supermercados. Se prepararon para lo mismo, para lo peor.

—¿Te trajo recuerdos de lo que vivieron durante el huracán?

—No. Eso sí fue terrible, nos acabábamos de mudar y no teníamos idea de qué tan grande iba a ser. La verdad que eso fue horrible. Estuvimos ocho días sin luz. Por suerte en mi casa sólo se volaron unas tejas del techo pero la ciudad estaba totalmente parada, no había luz en ningún lado, no podíamos salir y hasta tuvimos que pasar una noche en un refugio. Tampoco había comida. Fue realmente terrible. Pero esta vez se temía sobre todo a los cortes de luz por las bajas temperaturas.

—¿Cómo se adapta una santafesina a esas temperaturas, más allá de estos fenómenos extremos?

—Es tal cual el relato de Daddy (Brieva) cuando cuenta de su primo que vive en Canadá (risas). Primero llegamos y nos encantaron los ciervos y después los odiás, lo mismo con el frío y la nieve. Y peor después de hablar con toda mi familia de Santa Fe que nos cuentan que se están yendo a la pileta porque están muertos de calor (risas). Por más allá de eso estamos muy bien, estamos contentos. Vivimos en Estados Unidos desde hace cuatro años y medio, antes habíamos estamos tres años y medio en Barcelona y nos van trasladando por el trabajo de mi esposo. Esto de mudarnos de un lado a otro está bueno porque conoces gente y otras culturas.