Según publica el sitio ABC de España, ya algunas investigaciones previas ya habían sugerido una relación entre el sueño y el riesgo de accidente cerebrovascular, pero en este nuevo trabajo se analizó en profundidad la relación entre un cambio en los patrones del sueño mantenidos en el tiempo y el riesgo de un posterior accidente cerebrovascular posterior.
Casi 10 mil personas de 42 a 81 años de edad que forman parte del Estudio Prospectivo Europea sobre el Cáncer (EPIC) fueron seguidos durante más de 9,5 años. Primero entre los años 1998 y 2000 y posteriormente cuatro años más tarde. Los investigadores preguntaron a los participantes cuántas horas dormían de promedio durante un día y si generalmente dormían bien.
Edad y sexo
Casi siete de cada diez participantes afirmaron que dormían entre seis y ocho horas al día, mientras que uno de cada diez dijo que lo hacía más de ocho horas al día. Los participantes que dormían menos de seis horas o más de ocho horas eran más propensos a ser mayores, mujeres y menos activos.
Durante el periodo los casi diez años en los que se prolongó el estudio, 346 participantes sufrieron un ictus, bien no fatal o fatal. Después de ajustar por varios factores, incluyendo la edad y el sexo, los autores encontraron que aquellos que dormían más de ocho horas al día tenían un 46% más de riesgo de accidente cerebrovascular que la media.
Los que reconocieron que dormían más de ocho horas cuando se le preguntó en ambos puntos del estudio registraron el doble de riesgo de accidente cerebrovascular en comparación con aquellos con una duración normal de sueño persistente (entre seis y ocho horas al día). Este riesgo fue aún mayor para aquellos cuyo sueño aumentó de corto a largo en los cuatro años, con un riesgo casi cuatro veces mayor que el de las personas que mantienen una duración normal de sueño.
Además de estudiar esta cohorte, los investigadores llevaron a cabo un estudio de datos de otros once análisis relacionados para identificar la asociación entre la duración del sueño y los patrones de riesgo de accidente cerebrovascular. Su análisis final, que incluyó a 560 mil participantes de siete países, apoyó las conclusiones de su trabajo.
De todas formas, los investigadores reconocen que no han definido por qué existe la relación entre el sueño y el riesgo de accidente cerebrovascular. La falta de sueño se ha asociado con factores como el metabolismo alterado y los niveles elevados de cortisol, la ‘hormona del estrés’, todo lo cual puede conducir a la hipertensión arterial y el aumento del riesgo de accidente cerebrovascular. Sin embargo, su estudio sí sugiere que la asociación entre la duración del sueño y un mayor riesgo de accidente cerebrovascular es independiente de los factores de riesgo normales para la enfermedad cardiovascular
Fuente: unosantafe