Un calambre es esa dolorosa contracción que sientes, por ejemplo en la pantorrilla, cuando estás entrenando, trotando, corriendo o pedaleando intensamente. Probablemente pasará en pocos segundos, pero no querrás que se repita, así que te damos algunos consejos para aliviarlos y para evitar que te pase de nuevo.
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Los calambres son contracciones fuertes e involuntarias del músculo que producen molestia y/o dolor. El músculo contraído se siente duro como una roca, hasta que empieza a relajarse, poco a poco, volviendo a la normalidad. En algunos casos, los calambres se producen en serie o en grupos, uno detrás del otro.
Aunque pueden ocurrir en cualquier parte del cuerpo, los músculos más afectados son, la pantorrilla, la zona frontal de los muslos (los cuádriceps), aunque también se dan en los pies, las manos, los brazos y el abdomen. Suceden debido al uso prolongado del músculo afectado, por deshidratación o por no haber realizado ejercicios de estiramiento o no hacerlos durante suficiente tiempo.
Si te sorprende un calambre, suspende de inmediato la actividad. Para aliviar la molestia y el dolor masajea el área afectada con tus manos o haz ejercicios de estiramiento. Dependiendo de la intensidad y la duración del calambre, es posible que el músculo permanezca adolorido mucho después de relajarse. En ese caso, puedes aplicarte una bolsa con hielo y tomar un analgésico de venta libre como ibuprofeno o acetaminofén. Para evitar que se repita, procura hidratarte bien y hacer ejercicios de calentamiento y enfriamiento antes y después de tu rutina de ejercicio.
Fuente: starmedia