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1. Las comidas improvisadas pueden ser fácilmente olvidadas a lo largo del día, al contrario de las planeadas. Por eso, las personas que gustan de ese mal hábito suelen no tener una noción real de qué y cuánto comen.
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2. No se elige determinada comida por su valor nutricional, pero, sí, porque está frente a ti. Y, generalmente, la opción más próxima es algo poco saludable que una comida o snack planeada.
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3. La mayoría de las veces, estás concentrado en otras cosas mientras preparas esas comidas improvisadas y no le prestas atención a lo que estás comiendo. Realmente no saboreas los alimentos, entonces, ¿cuál la razón para hacer esa comida?
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4. Las comidas improvisadas no suelen sumarse a la ley de compensación y desistir de comer algo innecesario más tarde. Por lo tanto, ese hábito puede añadirle muchas calorías a tu día y a tu cuerpo.
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Recomendación: La organización es la clave para que no caigas en este mal hábito, pues de la administración de tu tiempo dependerá el que puedas prepararte una comida más saludable y balanceada. De igual manera, ten siempre a la mano alguna fruta o frutos secos (un puño pequeño) como nueces, almendras o pistaches que son colaciones saludables que amedrentarán tu apetito entre comidas y te ayudarán a ingerir menos calorías que los dulces, galletas, chocolates y toda clase de panes.