Duarte tiene que ir a pie desde Garganta del diablo hasta Molulo, en donde hay un pequeño colegio. Antes de salir, siempre le pide a la Pachamama, la madre tierra, a través de un típico ritual norteño. "Le pedimos ayuda para transitar los kilómetros que debemos caminar", contó Duarte al equipo periodístico.
Así, comienza un camino difícil. Serán entre 14 y 17 horas de esfuerzo, en el que los pies se cansarán, el cuerpo dolerá, y la soledad, muchas veces, conmoverá. En ese interín, Duarte habitualmente se cruza con un grupo de soldados, que siempre lo asiste para llevar material al lugar. "Al profe hay que destacarlo, porque le pone mucho empeño y ganas", comentó Nelson Domínguez, teniente del Ejército. Él junto a los otros gendarmes tienen la tarea de trasladar machimbre y otros elementos para que el colegio, humilde y sencillo, pueda protegerse del frío.