A partir de allí y durante los años siguientes, el sistema se replicó en más de 25 barrios de la capital provincial. Por manzanas, por cuadras, por grupos de vecinos; la intención de todos los que participaron fue unirse frente al mismo problema.
El éxito de aquella experiencia permite pensarla una vez más como alternativa, al menos como elemento de disuasión contra los delincuentes. En aquellos años, la propuesta surgió de la ciudadanía; pero luego obtuvo el apoyo de distintas áreas de municipio e incluso del Concejo capitalino.
La asociación civil Demos Ayuda Recíproca (DAR) de la ciudad de Santa Fe fue una de las principales impulsoras de este sistema y asesoró a numerosos barrios en cuanto a la implementación.
En diálogo con Diario UNO, la presidenta de la ONG, Carmen Pérez de Porcú, se refirió a los beneficios que tendría para la ciudad retomar esa herramienta, con el principal objetivo de reducir los índices de inseguridad y con la finalidad secundaria de fortalecer los lazos de solidaridad entre los vecinos.
“Entiendo que es una herramienta de disuasión ante la inseguridad, aunque no sirva específicamente para evitar todos los ataques de los delincuentes. Sería muy positivo que los vecinos volvieran a implementar el sistema para cuidarse unos a otros”, manifestó la presidenta de la asociación civil.
Y agregó: “Es un sistema tan simple y de tan fácil aplicación que realmente se podría implementar en muy poco tiempo. Y lo mejor es que está al alcance de todos, desde el punto de vista económico”.En ese sentido, explicó: “Quizás muchos tienen hoy la posibilidad de instalar un sistema de alarmas con monitoreo o algún otro servicio de seguridad, pero las alarmas comunitarias son accesibles para todos. Los precios de los elementos necesarios son realmente muy bajos y disminuyen más aun si se hace una compra entre varios vecinos”.
Por otra parte, destacó que las alarmas comunitarias en su origen no tenían como fin único la prevención en seguridad, sino que también sirven para comunicarse con los demás domicilios de la cuadra o de la manzana ante otras emergencias.
“El sistema funciona muy bien. Se coloca una bocina conectada a uno o más interruptores distribuidos en la casa y una vez que un vecino acciona su alarma, los demás la replican. Paralelo a esto, se elabora una cadena de llamados, con los datos de las demás viviendas, para informar entre todos cuál es la emergencia. A veces quizás es sólo para disuadir a delincuentes que alguno observa en la calle, merodeando en la cuadra”, se explayó Pérez de Porcú.
Por otra parte, destacó que “la colocación es muy sencilla, pero en caso que la realice una persona ajena al domicilio siempre se recomienda que sea alguien de confianza, un profesional conocido por la familia con anterioridad”.
La presidenta de la asociación civil agregó que “en su momento, la policía tenía los datos de los vecinos que contaban con la alarma comunitaria y colaboraban en ese sentido con todos, porque era útil para ellos conocer dónde había casas con la bocina para dirigirse con mayor urgencia en caso de que se encendieran”.
—¿Siguió funcionando el sistema en los barrios?—Sí, hemos hecho algunos controles periódicos, porque realmente fue una iniciativa muy fuerte hace unos años. Se logró sumar a muchos barrios a esta propuesta, que es muy casera en cuanto a los elementos que se utilizan y ha dado sus resultados. Lo que ocurrió después es que surgieron en el mercado sistemas mucho más sofisticados.
Pérez de Porcú recordó numerosas anécdotas de los vecinos que implementaron la alarma comunitaria, desde personas que vivían solas y necesitaban ayuda urgente hasta gente que activó las bocinas al ver que intentaban robar un auto en su cuadra y logró así ahuyentar a los ladrones.
“Sin dudas que en los lugares donde más éxito tienen estos sistemas es en aquellos en los cuales existe también un compromiso por parte de los ciudadanos, que entienden la necesidad de ayudarse unos a otros y no son indiferentes al llamado de un vecino en problemas. Es por eso que este sistema fortalece los lazos de solidaridad, porque requiere sí o sí de la buena predisposición de todos”, agregó.
Por último, la asociación civil Demos Ayuda Recíproca (DAR) brindó un correo electrónico para que aquellos vecinos organizados que analicen la posibilidad de implementar este sistema se comuniquen para recibir algún asesoramiento gratuito o recomendaciones en base a experiencias previas en la ciudad. El correo es carmenteresitaperez@hotmail.com.ar y pertenece a Carmen, presidenta de la ONG.
En el Concejo
En mayo de 2004, en ese entonces bajo la presidencia de Rubén Mehauod (PJ), el cuerpo deliberativo local sancionó la Ordenanza Nº 11.053, que estableció la implementación del Sistema Municipal de Alarmas Comunitarias como Programa de Seguridad Urbana.
Seis años después, en noviembre de 2010, bajo la presidencia de José Corral (UCR), el Concejo Municipal santafesino aprobó la Ordenanza Nº 11.731 en el mismo sentido, que “el Departamento Ejecutivo Municipal a través del área que corresponda, implemente en el ámbito de la Subsecretaría de Seguridad Ciudadana, un Área de Gestión y Coordinación de Alarmas Comunitarias”.
Ese mismo año, Mario Barletta, intendente de la ciudad en ese entonces, anunciaba la incorporación de alarmas comunitarias en las escuelas.