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Una maestra ayuda a crear bibliotecas en aldeas de la selva misionera

Se trata de la docente Bárbara Márquez, que viajará por tercera vez al Norte del país con un fin comunitario y educativo.

La foto en Facebook de un niño guaraní con un cartel que dice "queremos un maestro". Ese fue el momento bisagra para Bárbara Márquez (30). Conmovida, quiso hacer algo por él. Después de varios clics, siguiendo los enlaces vinculados a la publicación, descubrió que una biblioteca popular de Buenos Aires realizaba viajes a la selva misionera para crear bibliotecas. Eso ocurrió en junio de 2016. Un mes después, ya estaba en el Norte argentino como parte de la misión.

Hasta ahora, ha hecho dos viajes y en unos días emprende el tercero. Es la única mendocina entre más de 80 voluntarios de todo el país que en los recesos escolares persiguen fines solidarios y educativos.

Es la biblioteca Palabras del Alma, del barrio Peruzzotti de Pilar, la que organiza desde hace más de 8 años visitas a las aldeas guaraníes y otras comunidades de Misiones con el fin de crear bibliotecas. Apuestan a darles recursos a sus habitantes, que en su mayoría no están escolarizados y no pueden acceder a la educación formal. A su vez, llevan donaciones de todo tipo y los acompañan en algunas labores y luchas cotidianas.

"Es llegar y encontrarte con una familia que te espera, porque no tienen absolutamente nada. Son viviendas precarias, construidas por ellos mismos. Viven de la caza, la pesca y de lo que cultivan. Hay algunos que reciben la asignación universal por hijo, pero la dificultad para poder acceder a ella es que la mayoría de los niños no están escolarizados como para cobrarla. Tienen que caminar a veces más de 10 kilómetros para llegar a una escuela", contó Márquez, que en la actualidad se desempeña como docente de la escuela Norbridge y que está a un paso de su título como profesora de Educación Primaria, agregando como dato que en los últimos dos años se crearon tres cargos de maestros, pero que a veces no se cubren.

Que no cualquiera quiere instalarse en la selva a dar clases y que pocos manejan el guaraní como idioma -sólo el cacique habla español- son algunas de las razones que impiden que puedan ser educados, según comentó la mendocina.

"Nosotros no realizamos alfabetización pura, sino que tratamos de armar el espacio simbólico, con las bibliotecas, para cuando tengan un maestro", contó Bárbara, acerca de una de las labores que realizan en 16 aldeas y 4 comunidades, a pesar de que en total hay 120 aldeas en las mismas condiciones.

Armar bibliotecas, sin embargo, no es lo único que emprenden en cada uno de los viajes que realizan generalmente a mediados y fines de cada año, coincidiendo con los recesos escolares. También montan obras de teatro, organizan juegos y actividades recreativas, además de ayudarlos en tareas diarias y acompañarlos en algunas luchas como la de proteger el territorio ancestral, aparte de buscar mejorarles algunas de las condiciones en las que viven. Por ejemplo, viajan voluntarios ingenieros, que les han instalado paneles solares, habilitándolos de luz artificial por primera vez.

"Las aldeas están en el medio de la selva misionera literalmente. Para llegar caminamos entre 7 y 10 kilómetros. Si bien hay acceso, sólo llegan Jeeps o 4x4 y a veces hasta se les dificulta el acceso a ellos, pero son costosos y no podemos costear ese traslado", detalló Márquez, contando que en el último verano debieron cargar donaciones y caminar con ellas con 46 grados, al sol.

Por eso, detalla, las jornadas de misiones se inician a primeras horas de la mañana, más o menos a las 5, cuando arrancan con las caminatas desde el pueblo de San Pedro, adonde regresan por las noches a dormir. A veces, dice, también se quedan junto al grupo de aborígenes con los que colaboran.

"Ellos tienen muchas costumbres que son ancestrales, como dormir en el piso o estar descalzos, que hay que respetar. Nosotros no vamos y nos metemos. A lo largo de estos años se han ido creando lazos entre ellos y los blancos, como nos llaman, y se ha forjado un trato excelente", agregó esta docente que dice también conocer que hay comunidades aborígenes en Mendoza con necesidades similares, como en Lavalle. Allí planea llevar adelante un proyecto con una colega desde marzo.

"La idea es que esto se puede contagiar. Que no le demos la espalda a esta realidad. Hay que respetar sus costumbres, su cultura, su tierra pero también hay que acompañarlos para que se respeten sus derechos básicos", cerró.

Una nueva campaña
Bárbara, que costea de su bolsillo los pasajes y gastos, viajará el 23 hacia Buenos Aires, desde donde emprenderá junto con el resto de los miembros del proyecto una nueva misión que durará un mes.

Hasta allí, gracias a la colaboración de una fundación de una empresa de transporte de pasajeros, podrá trasladar donaciones. Lo que está recolectando hasta el 14 de diciembre son útiles escolares, ropa de bebés, pañales y juguetes pequeños.

-Desde Pilar. El proyecto de ayuda es de la biblioteca popular Palabras del Alma, de Buenos Aires, y está coordinado por Juan Sosa y Hernán Nemi, quienes también son docentes.
-Para colaborar. Bárbara Márquez está recibiendo donaciones de ropa de bebé, útiles y juguetes pequeños. (Teléfono 261 2481759).

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